AMLO y Alfaro, los absolutistas
Los representantes del Poder Ejecutivo Federal y del Estatal, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Alfaro Ramírez, respectivamente, volvieron a resbalar y a mostrar su talante autoritario.
Para ellos, nada de división de Poderes como lo marca la Constitución Política de los mexicanos.
En su visión caciquil, el Poder Legislativo y el Judicial, así como los órganos constitucionales autónomos deben bailar al son que ellos les toquen.
Primero fue el gobernador de Jalisco el que volvió a enseñar el cobre, para variar, en un episodio más del conflicto que mantiene con sus ex aliados político-electorales hasta el 2021, los directivos y el grupo que controla la Universidad de Guadalajara, desde hace más de 30 años.
Si bien, luego del enfrentamiento verbal que tuvo con la rectora y un directivo del Centro Universitario de la Región Valles, en el que quedó para la posteridad su amenazante frase: “¡Mide bien tus palabras!”, la semana pasada el gobernador no realizó más visitas unilaterales a las escuelas de la UdeG en su gira “Obras son amores”; a Alfaro lo volvió a traicionar su estilo dictatorial y antidemocrático, cuando fijó como una de sus condiciones para aceptar el diálogo al que lo invitada el rector general, Ricardo Villanueva, que no se hablara de colocaciones de magistrados ni de la bancada de Hagamos en el Congreso ni de designaciones en organismos autónomos.
Si ya toda la judicialización en los nombramientos de las presidencias del ITEI y de la CEDHJ, y antes con todo el desaseo en la elección de consejeros de la Judicatura, dejaban claros indicios de la intromisión del Ejecutivo en el Congreso y en el Poder Judicial, con esa condición el gobernador se acabó de delatar.
Vino luego la joya del Presidente, quien desde su rueda de prensa mañanera del viernes pasado reprochó a tres ministras y al ministro que él ha nombrado en lo que va de su gestión (Yasmin Esquivel Mossa, Margarita Ríos Farjat, Loretta Ortiz Ahif y Juan Luis González Alcántara Carrrancá) que una vez en el cargo, se olvidaron del proyecto de la Cuarta Transformación y “en hacer justicia” y que ahora actúan “más en función de los mecanismos jurídicos”. “Me equivoqué… porque cambiaron de parecer” remató López Obrador al opinar sobre el debate por la eliminación de la prisión preventiva oficiosa que se abrió el fin de semana en la Cámara de Diputados, con fast-track incluido.
Al igual que en el caso de Alfaro, con López Obrador sobraban indicios de sus rasgos autoritarios, pero con ese reclamo abierto a las y los ministros que él mismo propuso, no dejó lugar a dudas que buscaba una Corte a sus pies como tuvo al Congreso la primera parte de su mandato.
Son los representantes del Poder Ejecutivo, que gustan del absolutismo.
Jaime Barrera
jbarrera4r@gmail.com