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AMLO fue solo a "ventilarse"

La semana pasada, con motivo de aplicación -por parte de las autoridades norteamericanas- al pie de la letra del Título 8 -que no es nuevo y que siempre ha existido como parte de las normas migratorias, donde se refiere a la expulsión de personas que no tienen una base legal para permanecer en el país-, Gretchen Kuhner, directora general del Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI), señaló -en entrevista con Milenio- que el gobierno mexicano no tiene un plan concreto para resolver el problema de los miles de migrantes que serán regresados por Estados Unidos y menos como manejar apropiadamente con los que ya transitan y los que planean venir en el futuro mediato desde la frontera sur de México. Kuhner se preguntó’, "¿Qué tipo de documento migratorio les van a dar?, ¿cuáles son sus derechos?, ¿a dónde se van a ir?, ¿van a poder trabajar? todas estas preguntas siguen sin contestarse del lado mexicano".

Y la verdad es que el tema ha sido motivo de mucha polémica. Se habla de grandes hacinamientos en diferentes ciudades de la frontera norte; que la asistencia de las autoridades federales, estatales y municipales a los migrantes es mínima, y que son más bien iglesias, organizaciones comunitarias sin fines de lucro o la misma sociedad, los que brindan la ayuda en un gran porcentaje. La asistencia de las autoridades migratorias mexicanas es mínima, casi nula, además que se dan bandazos. Sobre esto último, la directora del IMUMI señala sobre la autoridad migratoria que "Un día están dando formas migratorias múltiples de 45 días, al otro día están restringiendo y están poniendo un sello de ‘Sólo válido en la entidad emisora’ y las personas piensan que pueden viajar y cuando salen de Chiapas y llegan a otros estados el Instituto Nacional de Migración (INM) los vuelve a detener y les dicen que este documento no es válido. La política migratoria en México suele ser difícil de interpretar debido a que ésta cambia constantemente”, detalla la directora del IMUMI.

Puede haber leyes, reglamentos, sistemas y protocolos, pero ante la avalancha del problema, no se aplican debidamente y todo se percibe como un desastre administrativo. Además, las "ocurrencias" del gobierno en medio de la avalancha de migrantes confirman que las cosas las hacen "con las patas". La semana pasada, con la crisis encima, el INM decidió cerrar 33 albergues para migrantes para que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) certifique las condiciones de los centros y se lleve haga un reporte sobre los sistemas de recepción y trato. ¡Hágame usted el favor!. Del lado estadounidense se despliegan casi 25 mil agentes de la Guardia Nacional para apoyar las labores de la autoridad migratoria, por lo que pudiera suceder, en cambio de este lado se cierran operaciones de control y asistencia en un periodo de máxima tensión. ¡Es el colmo!

Y para dejar más dudas y confirmar que no hay una idea concreta o plan de acción, el sábado pasado López Obrador a su llegada al Puente Fronterizo Ignacio Zaragoza en Matamoros, Tamaulipas, fue abordado por los reporteros sobre cómo se intenta resolver el problema, y su lacónica respuesta fue, “A eso vengo, venimos a hablar de eso. Ahora, venimos a ver eso”. Y ante la insistencia sobre acciones concretas sobre la crisis, el mandatario dijo: “Hay que tener prudencia, todos”. Y eso fue todo.

Es realmente inconcebible que a estas alturas, cuando el problema migratorio no es nuevo, que ha venido creciendo por meses -años- el Presidente vaya a la frontera donde hay poco más de 50 mil migrantes hacinados y apenas diga “...venimos a hablar de eso”, cuando lo que se esperaría que asumiera su responsabilidad y hablara de cuestiones concretas, de acciones precisas -sobre todo de asistencia a los gobiernos y organizaciones- para tratar de mitigar un problema que sabemos no se va a resolver de la noche a la mañana y que por el contrario continuará creciendo. La verdad es que la visita, con el pretexto de revisar los avances en las obras de construcción de las nuevas instalaciones aduanales en Tamaulipas y no "agarrar el toro por los cuernos" el problema migratorio, fue solo para estar presente donde está centrada la atención de los dos países y ‘ventilarse’ públicamente.

¿Usted, qué opina?

Daniel Rodríguez

daniel.rodriguez@dbhub.net

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