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AMLO, entre Cuba y los aztecas

Cuando se haga la crónica de las fiestas patrias de este 2021, deberá contarse que por primera vez las “culturas prehispánicas” fueron protagonistas del Grito. No solo en las arengas, sino a través de un Templo Mayor de cartón y piedra instalado en pleno Zócalo.

Y, también, por primera vez, un mandatario extranjero ha pronunciado un discurso en el marco de las festividades de la Independencia. Nada menos que el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.

No son casualidades.

Las festividades patrias de este año han reafirmado la nueva narrativa del gobierno de López Obrador, con la cual tratará de mantener su ventaja en la perspectiva del proceso electoral de 2024.

La ‘sorpresa’ que tenía reservada AMLO para la noche del Grito fue el inscribir su gobierno en una épica de 500 años de resistencia de los pueblos originarios a los opresores, los conquistadores, los conservadores… o como se les quiera llamar.

Esa historia fue presentada como la de los humildes, los pobres, luchando en contra de los ricos, los fifís de todas las épocas.

Se trata de una narrativa poderosa que se complementa con la de la lucha de nuestros países de América Latina contra los poderosos del mundo. Y nada mejor que Cuba para ilustrarlo.

Cuánto hubiera deseado AMLO que, en lugar de Díaz-Canel, le hubieran tocado tiempos para que asistiera a la ceremonia Fidel Castro.

La presencia y el protagonismo del presidente cubano es un gesto de desafío para Estados Unidos.

AMLO piensa que la realización del trabajo sucio en el control migratorio le da el derecho de tomarse ciertas libertades y tener una retórica anti-EU.

Sin este perfil antiimperialista, evocador de la década de los 70 del siglo pasado, la narrativa estaría coja.

Se trata de la lucha de los pobres contra los opresores y de la de los pueblos contra las potencias que quieren quitarles su soberanía.

El resultado de las elecciones del 6 de junio dio a López Obrador la evidencia de que las clases medias que tres años antes lo respaldaron, están en retirada.

La nueva narrativa que al paso de los últimos meses ha perfilado AMLO virtualmente da por perdidos a estos sectores, a los degradados ‘aspiracionistas’, y por lo mismo ya no necesita guiños para tratar de atraerlos.

Lo que ahora requiere es que el respaldo de los de abajo, como él los denomina, sea más sólido y generalizado.

AMLO sabe que el respaldo que hoy tiene no es por lo que hace o deja de hacer sino por quién es.

Y, por lo pronto, según dicen las encuestas, a escala nacional, son más quienes lo respaldan que aquellos que lo repudian.

Mientras no haya quien proponga al país otra historia, otra narrativa que logre atraer a los ciudadanos como el propio AMLO sigue atrayendo, el presidente y su grupo seguirá con la fuerza política con mayor apoyo en el país.

El problema con opositores y críticos es que hasta ahora está satisfechos hablando a su público, a quienes ya están en contra de AMLO, pero no están preocupados y mucho menos ocupados por convencer a quienes hoy respaldan al gobierno.
 

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