Ideas

AMLO: Informe de mentiras

No es novedad que un político intente engañar con las estadísticas o con los datos. Torciendo los números para aparentar que los resultados son más favorables de lo que son en la realidad. Usando el viejo truco de solo tomar la parte que le beneficia o la comparación que lo hace lucir mejor.

Pero el presidente López Obrador es un caso especial. Miente descaradamente sin ningún pudor.

AMLO ha sabido muy bien acoplarse a los tiempos en los que es tal la cantidad de información que recibimos todos los días, que resulta muy difícil tomarse un tiempo y detenerse a validar tal o cual dato. Simplemente el presidente lanza la mentira flagrante y todavía no salimos del asombro, que el presidente ya anda en otra cosa. Y luego en otra.

La información entonces es una cascada que cae a los ciudadanos y se vuelve imposible validar y desmentir o acreditar en tiempo real.

AMLO hizo de las mentiras su arma de comunicación. La verdad nunca importó. Lo importante fue que, en el momento, el presidente “ganó” la discusión pública. Lo demás no importa.

La primera vez que me di cuenta de que AMLO hacía de las mentiras su herramienta de comunicación política, fue al inicio de la pandemia en 2020. Cuando las medidas de “quédate en casa” estaban provocando el cierre de cientos de pequeños negocios, la caída en ventas de muchas empresas y el despido de miles de trabajadores en todo el país.

En medio de la peor crisis económica del México moderno, con una contracción de más del 8 por ciento del PIB del país, el presidente dio la puntada de anunciar que en 2020 su gobierno crearía 2 millones de empleos formales.

Recuerdo que ese solo anuncio dejó perplejos a todos los analistas económicos en la prensa.¡El presidente anunciaba la creación de 2 millones de empleos nuevos! Una cifra que nunca se había alcanzado en la historia en el país, el presidente la anunciaba para el peor año económico en la historia.

Todo mundo empezó a buscar las bases de dicho anuncio: ¿Habría un programa emergente de empleo a gran escala?, ¿Anunciará un programa de inversión productiva de grandes dimensiones que genere tal cantidad de puestos de trabajo? Nada. No hubo nada.

Sus subordinados se hacían bolas intentando explicar de dónde había sacado el presidente tal cifra o con base en qué se suponía que se lograría ese milagro. Nunca hubo nada. En 2020, la economía mexicana no creó ni un triste empleo en todo el año. Ni uno. ¡Mucho menos 2 millones de nuevos empleos que solo existían en la mente del presidente!

De hecho, ese año, en la economía no se crearon, sino que se perdieron 650 mil puestos de trabajo formales.

¿Por qué miente el presidente de forma tan burda?, ¿Por qué su último informe fue el peor de todos al estar plagados de mentiras descaras y medias verdades muy, pero muy forzadas? La única respuesta que encuentro es que el presidente lo hace, solo para ganar la discusión en el momento y patear el bote al futuro. Lanza la cifra fantástica de lo que vendrá, todo mundo
se la pasa analizando la probabilidad de que ocurra y al final, cuando ya no ocurrió, pues ya no importa. Porque todo mundo ya está en otra cosa.

Así su sexto y último informe de gobierno. Desde el año 2022, cuando arreciaban las críticas en la prensa al desabasto de medicamentos y la mala atención de los servicios de salud, el presidente la aplicó de nuevo: prometió que para finales del 2024 México tendría un sistema de salud público como el de Dinamarca.

Vaya forma de devaluar la palabra presidencial. Con promesas irreales y sin sustento.

Ahí tienen a los analistas señalando y escribiendo que eso era imposible, porque simplemente Dinamarca es un país que gasta en su sector salud hasta el 12 por ciento de todo su PIB, mientras que, en nuestro querido México, no llegamos ni siquiera al 3 por ciento del nuestro.

O sea, tendremos el servicio de salud de un país de primer mundo, gastando como uno de tercero. Claro.

¿Qué pasó? Nada. El presidente ganó la discusión y la prensa solo se la pasó repitiendo la promesa fantasiosa. En su último informe, sin nada que perder, el presidente más mentiroso de la historia moderna del país afirmó sin despeinarse, que México no tenía ya un sistema de salud como el de Dinamarca, sino que era mejor.

Y sus asistentes al informe, le aplaudieron.

Cierro con una cita de la filósofa Hannah Arendt: “El objetivo de la mentira constante no es que creas en la mentira, sino que ya no creas en nada. Y un pueblo que ya no puede creer en nada no puede tomar decisiones. Es privado no sólo de su capacidad de actuar, sino también de su capacidad de pensar y juzgar. Y con un pueblo así, puedes hacer lo que quieras."

Síguenos en

Temas

Sigue navegando