“A rascarse con sus propias uñas”
Hoy hace exactamente un mes llegó el huracán Otis a Acapulco y dejó una ciudad -y sus alrededores- destrozada y casi un millón de damnificados. A pocas horas de la catástrofe y sin estar cuantificados exactamente los daños y sin conocer el número de muertos -como seguimos hasta el momento-, una de las primeras respuestas del inquilino de Palacio Nacional fue el ofrecimiento de que para la reconstrucción “No nos va a llevar mucho tiempo... ya en la navidad las familias van a estar muy contentas en Acapulco”. Y estamos a un mes de la Navidad, no se sabe a ciencia cierta a cuánto ascienden los daños, solo se tienen estimaciones; no hay certeza de cuándo será posible reiniciar muchas de las actividades; toneladas de escombros y basura invaden las calles del puerto; no hay energía eléctrica en muchas zonas; no hay agua en muchas áreas; no se ha regularizado el abasto de alimentos; en algunas regiones denuncian sus residentes no se ha realizado en censo de damnificados; muchas de las tiendas de autoservicio continúan cerradas y hasta hoy -salvo la distribución de despensas- no ha llegado ayuda directa a los acapulqueños para empezar con la reconstrucción de sus viviendas y negocios.
El presidente López Obrador a viajada en seis ocasiones a la zona -la primera fue cuando hizo “su espectáculo” y que se quedó en medio del fango-, pero sólo ha llegado a la Base Naval de la Secretaría de Marina, pero no ha puesto un solo pie en las zonas afectados, ni ha tenido contacto con los damnificados, según dice para “no quedar expuesto” a las “mentadas” de los provocadores. Además, el jueves se subió a una embarcación de la Marina y a kilómetro y medio de la playa vio el “paisaje” destrozado de la bahía de Acapulco y rindió tributo a los marinos que han fallecido en el cumplimiento de su deber, pero no se acordó de aquellos residentes de Guerrero que murieron a consecuencia de la ciclón.
Sin embargo, en su última visita -el jueves-, la noticia que les dejó fue poco alentadora. Les dijo a los acapulqueños que recibirán una asistencia económica de $8,000 pesos en un principio, pero que tienen que ser ellos mismos -prácticamente- los que salgan adelante. El presidente fue muy claro que para la reconstrucción de las casas y negocios afectados -que se estiman son más de 250 mil inmuebles-, “no lo podríamos hacer solos desde el gobierno o con las empresas constructoras. Se tiene que hacer con la participación de todos, con un sistema de autoconstrucción, QUE NO ES COSA DEL OTRO MUNDO. PORQUE TODAS LAS VIVIENDAS DE MÉXICO, DE NUESTROS HOGARES, LOS HAN HECHO LOS INTEGRANTES DE LAS FAMILIAS...ahora que vengan a ayudar a sus familiares”.
Dijo el mandatario que la “esencia es que podamos reconstruir los hogares”, cuando no hay que decirle a los afectados lo que sus hogares significan, sino más bien cómo se les va ayudar y sobre todo cuando miles de ellos se han quedado sin su fuente de empleo.
No suena ridículo, sino más bien patético, que el presidente vaya de lejitos y que descaradamente les diga que para la reconstrucción de sus hogares tienen que “rascarse con sus propias uñas”.
¿Usted, qué opina?
Daniel Rodríguez
daniel.rodriguez@dbhub.net