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¿A qué le tiene miedo?

El miedo se constituye como un mecanismo automático de supervivencia y defensa.

Para las alcaldías de Concepción de Buenos Aires y de Tamazula el miedo fue el motor que los llevó a anunciar un paro de actividades en sus municipios ante los hechos de inseguridad recientes que han atacado a Jalisco y a los estados vecinos.

Primero lo hizo Concepción de Buenos Aires luego de la balacera del 27 de febrero ocurrida en San José de Gracia, Michoacán, cuando sicarios armados sacaron a al menos 17 personas de un funeral y las asesinaron para después llevarse los cuerpos. Luego lo hizo el ayuntamiento de Tamazula, el jueves 10 de marzo, que tras el incendio intencional de dos camiones de carga en la comunidad de La Garita, y diversas balaceras en el municipio, decidió incluso suspender las clases. Ambos lo hicieron en redes sociales, a través de las cuentas oficiales de las alcaldías.

El gobierno de Jalisco respondió más rápido de lo que lo hace en otros temas de igual relevancia. El secretario general de gobierno fue el designado para llamar a los alcaldes a fin de que retiraran las publicaciones, asegurando que todo estaba bajo control y se enviarían refuerzos de seguridad (y mal harían de no enviarse). En minutos los anuncios emitidos por los gobiernos municipales ya habían sido dados de baja, aunque las capturas de pantalla ya circulaban a lo largo y ancho del Estado.

La reacción principal del gobernador, que no podría tomarse como menor, fue el anuncio a la opinión pública del refuerzo operativo por parte de la Secretaría de Seguridad, sin embargo, en ambos casos vino acompañado del ya tradicional regaño, pues la cosa no quedó ahí: la necesidad de salir y decir que los alcaldes no tienen la facultad para suspender actividades o clases fue exhibida en ambas ocasiones por el gobernador de Jalisco.

Y aunque es cierto que no la tienen, pues antes de decretar un “toque de queda” deben consultarlo con el Gobierno Estatal, lo cierto es que esto exhibió la falta de comunicación por parte del Ejecutivo, pues para los alcaldes las publicaciones fueron la solución que les vino a la mente de manera inmediata para intentar proteger en ese momento a sus ciudadanos, sabiendo además las limitaciones de sus comisarías (pocos elementos y equipamiento reducido), ya que aun habiéndose hecho públicos los actos de inseguridad, las autoridades estatales no se habían acercado para establecer alguna estrategia de prevención, sino hasta después de los anuncios.

Una vez más una estrategia de reacción vino con regaño incluido, pues no solo consistió en un ya tradicional video compartido en redes sociales, sino que además envió al alcalde de Tamazula un oficio ‘urgente’ para asegurarle que en el Estado “no había algún riesgo inminente” y no podían suspenderse las clases, aun cuando en redes sociales circularon todavía el fin de semana varios videos de convoyes compuestos por civiles armados en camionetas patrullando por calles y carreteras de este y otros municipios, como Mazamitla.

¿Entonces a qué le tiene miedo el Gobernador? Pareciera que más que una medida para traer la calma a las y los ciudadanos, el comentario surge para recordarles quién manda, y que el control no se le puede ir de las manos.

Pareciera que en su recordatorio a las alcaldías se muestra el miedo que viene de, posiblemente, quedar mal frente a quienes lo miran desde afuera, luego de la campaña que comenzó ya desde el año pasado para pre candidatearse a la presidencia de la República, porque ¿cómo van a verlo en el resto de los estados si los municipios donde ha arreciado la violencia por pugnas entre los carteles decretan toques de queda (sin mencionar el término, pero parando todo tipo de actividades) ante el instinto de proteger a sus ciudadanos?

¿No debería ser más sencillo que, ante el primer reporte de este tipo de hechos (que en los últimos meses ocurren más comúnmente de lo que quisiéramos) pueda establecerse comunicación con los alcaldes y alcaldesas para planear en conjunto una estrategia de reacción y refuerzo de la seguridad para llevar calma a sus ciudadanos? ¿El mensaje no debería también insistir al Gobierno Federal para que implemente estrategias efectivas que ayuden a desarticular a los grupos criminales que actualmente se disputan las plazas en los límites de Jalisco y sus estados vecinos como Michoacán y Zacatecas, en lugar de solo enviar más y más militares?

Como mencioné al comienzo: con el miedo, cada persona actúa automáticamente para su defensa y supervivencia, pero en Jalisco cada quien se defiende de lo que cree, debe defenderse, y sobrevive como puede y con los medios que tiene.

GC

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