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A pesar de los “abrazos… ”, cayó “El Mayo”

Primero se dijo que los detuvieron, luego que se entregaron y al final -según el Departamento de Justicia de Estados Unidos- se ratificó que fueron detenidos. Parafraseando al ex presidente Felipe Calderón: “haiga sido como haiga sido”, Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López -hijo de “El Chapo”- los dos líderes de mayor rango del predominante Cártel de Sinaloa y considerados los narcotraficantes más poderosos de México, ya están bajo resguardo de las autoridades estadounidenses.

El simple hecho de que la detención -o negociada la entrega- se haya realizado en territorio del país vecino ya representa un éxito para las autoridades norteamericanas y un fracaso para México, donde el cártel tiene su “infraestructura”, desde donde opera su red de narcotráfico y donde a sus anchas administra su boyante negocio. El desarrollo impresionante y crecimiento extraordinario del narcotráfico, así como sus consecuencias -entre ellas la violencia extrema- se han amparado en una política de Gobierno fallida, que bajo el argumento de “abrazos, no balazos” ha proliferado.

La detención de “El Mayo” y el hijo de “El Chapo” cae “como anillo al dedo” al momento político que se vive en ambos lados de la frontera. Con los vecinos, precisamente desde ayer se inició una campaña de desprestigio por parte de los republicanos en contra de Kamala Harris -ahora candidata demócrata a la presidencia- por los pobres resultados obtenidos en la asignatura que Joe Biden le dio para coordinar y resolver el problema migratorio y de tráfico de drogas en las fronteras con México.

Bien o mal, viéndose ella como el “Czar” de la Frontera, la detención de “El Mayo” y Joaquín Guzmán López llega dentro de su tiempo y tendrá que abonar -en la medida que le corresponda- su mérito en la operación. Y de este lado -México-, la detención de los narcotraficantes llega en el ocaso de la administración de López Obrador, quien deberá sentirse derrotado moralmente por lo sucedido. El hecho de que los narcotraficantes hayan sido detenidos por autoridades norteamericanas, cuando radican y operan desde México, es una demostración más de que su política de “abrazos, no balazos” ha sido un fracaso o que existen otras razones de más “peso” que han influido. Además, con el comentario que hizo recientemente el ex presidente Donald Trump en el sentido de que con la influencia de los cárteles pueden “quitar al presidente de México en dos minutos”, que fue un “balde de agua” en Palacio Nacional, las detenciones de ayer son un “tiro de gracia” para el ideólogo morenista que bajo la bandera de “abrazos, no balazos” no ha podido ni detener el narcotráfico, frenar la violencia y menos detener a los responsables. Como quien dice, a pesar de los “abrazos…”, cayó “El Mayo” y el hijo de “El Chapo”. ¿Usted, qué opina?
 

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