A dónde irá Sandra Cuevas… porque se va a ir, ¿verdad?
Vivo en la Cuauhtémoc desde 2019. Venía de un mundo raro y llegué a otro. Mas no voté ahí en 2021 porque con la pandemia no cambié mi INE. Y ya dije antes que en la campaña me alarmé porque Sandra Cuevas comparaba a la gente con ratas, pero pensé que no ganaría… el resto es historia. ¿O no?
Los chismes más consistentes sobre el futuro político de la Ciudad de México son estos:
1) Que Morena sabe que la capital está perdida. O que creía eso al menos hasta que Xóchitl Gálvez se fue a buscar el sueño de toda niña y niño que escucha demasiado el himno nacional: salvar la patria.
2) Que Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa, ha recibido la bendición de Palacio Nacional para buscar convertirse en la próxima jefa de Gobierno. De ahí su evento en las puertas de Chapultepec de hace dos semanas, cuando lanzóse a conquistar el Anáhuac.
3) Que tiene la misma bendición -ya ven cómo luego las deidades son bien dadivosas- Ricardo Monreal, la única “corcholata” que tendría el visto bueno de pasearse en la actual preprecampaña nacional y en la capitalina que, suponemos, arrancará apenas llegue El destape.
4) Que no se puede descartar para la CDMX a otros cuadros morenistas, porque tras la preprecampaña nacional podría necesitarse esa posición local para pago de favores o compensar algún reacomodo.
5) Que hablando de eso, que ya está por regresar un huido de la justicia porque éste habría acordado el perdón a cambio de entregar a Morena la tierra de los coyotes donde reinó incluso poniendo de títere a un afamado ídolo mundialista. ¿A poco así se usa la Fiscalía hoy? En fin.
Eso en el bando morenista. En la oposición la cosa pinta así: Salomón Chertorivski intenta que Movimiento Ciudadano le ponga en la pista en la que no pudo estar en 2018 (¿se le hará?); y el PAN sigue necio con recetarnos a uno de sus agentes inmobiliarios de la BJ. Dioses chilangos.
Mientras se decantan las “corcholatas” oficialistas y opositoras capitalinas, en la Cuauhtémoc se padece una especie de reality show protagonizado por la alcaldesa Sandra Cuevas, que para decirlo pronto compite en culto a su personalidad suya de ella con el mismísimo AMLO con la suya de él.
No es esto una crítica a un estilo. Cada quien sus gustos. El asunto con la jefa de la demarcación es que quiere que la capital de la capital se parezca a Miami (¡?), insiste en denigrar a personas en situación de calle y ha emprendido una cuestionable batalla en contra de algunos comerciantes.
En su primer año de (¿pensaron que iba a decir “gobierno”?, no, no) administración -es un decir-, Cuevas protagonizó escándalos a cual más de destemplado uno que el siguiente. Pero si sólo midiéramos su desempeño por el estado de las calles de la Roma-Condesa, estaría bien reprobada.
Esas colonias no son toda la Cuauhtémoc, pero traen turismo a México y generan economía como pocas en todo el país. Y tienen unas calles, de las que le tocan a la alcaldesa, en situación deplorable y están así desde su llegada, y así -o peor- estarán cuando se vaya. Porque si se va a ir, ¿no?
Sus recientes desplantes en cuatrimoto uniformada tipo robocop son discrecionales contra vendedores callejeros y establecidos. Pero por donde se le vea suena a precampaña. A dónde se irá Sandra Cuevas. Porque se va a ir pronto, ¿verdad? El Frente no la va a premiar, ¿verdad?