A San Fermín hemos de ir
Al titular del presente me ganó el deseo de viajar y de estar en la fiesta de San Fermín, que se celebra y festeja este día en Pamplona, Navarra, que yo y muchos consideramos parte del País Vasco, a juzgar por la cantidad de ikurriñas (banderas del País Vasco) que hay durante el txupinazo, que es el festejo de inauguración de la pamplonada o fiestas de San Fermín.
Aunque debo reconocer que ya no tengo edad para asistir y menos para gozarla, pienso que junto con el carnaval de Autlán (donde también se demuestra que en San Juan hace aire y por esos rumbos, aunque usted no lo crea, se ensillan y montan toros bravos, además de que en la Plaza los Boleros discuten declinaciones del griego), los Sanfermines son las mejores pachangas de este planeta para los jóvenes. Ganas, lo que se dice ganas, claro que me dan y muchas, pero con los lagrimones y todo, pues ya nada más acordarse y continuar con nuestra espantosa realidad de eternos y, a mi juicio, inútiles recursos electorales que -sin tener la certeza- creo solo se ganan por excepción y si hay otros datos, pues haga el favor de corregirme.
Por otro lado, solo la victoria tiene padres y están tratando de aparecer en Morena y partidos ganadores, y todo el mundo quiere cobrar. Al que a mí me extrañó que no lo reconocieran es a Noroña, que yo siempre pensé que este señor era de los ideólogos de este grupo de partidos o cuando menos de las voces más sonadas, y muchos esperaban verlo en el gabinete de la nueva mandataria, que salvo por uno o dos nombramientos ha sido muy aplaudido por el sector conservador, y ya vi que a Dulces Nombres lo designarán como el primer caballero, aunque si yo fuera el esposo de la mandataria, lo menos que aceptaría es que se refirieran a mí como el gran makakikus, pero por eso el Señor no les da alas a los alacranes.
Por su parte, los derrotados del PRD se están despidiendo, sin muchas ganas de irse, pero la votación fue inmisericorde con ellos. En cuanto al tal Alito (que no debe ser muy listo porque tiene que poner su apodo en las camisas que usa y así no se le olvida), líder del PRI, camino a la extinción, le estorbó a la candidata del estado, que hizo muy buena campaña; pero el otrora invencible todavía aguanta un par de elecciones, pues tiene propiedades que vender o hipotecar.
En el PAN quieren acusar a Cortés (no Hernán sino Marko) de que es culpable y de que es megagandalla para asignarse hueso y el encargado de reclamarle fue un expriista poblano, que fue secretario del Trabajo en la época de Felipe Calderón, aborrecido por los actuales, quien también se metió al pleito y también se rompió las medias desde donde ande.
En fin, nuestras pequeñas ruindades.