A-I-R-E
Implementar un nuevo modelo de verificación vehicular para empezar a bajar los niveles de contaminación del aire que todos respiramos es una obligación de la autoridad que el Gobierno estatal anterior y los que le antecedieron, nunca pudieron cumplir.
En la pasada administración el sexenio se les fue y no pudieron lanzar este programa pese a ser como la tarjeta de presentación de su promesa de campaña de implementar un Gobierno verde, cuyas políticas públicas pasarían todas por el filtro de la sustentabilidad del medio ambiente. Desde luego todo quedó en discurso porque si no cumplieron lo menos complejo como era echar a andar un esquema de verificación funcional, menos lograron el resto de los objetivos en esta materia que es la base indispensable para mantener viable nuestra vida en comunidad.
A su llegada en marzo de 2013 se propusieron revisar alternativas para diseñar un nuevo modelo y arrancarlo en el primer semestre de 2014, pero a lo único que se llegó fue a la contratación del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) para su diseño e implementación, y su inicio se pospuso hasta luego del primer semestre de 2015. El año terminó y nada. En el 2016 tampoco lo pudieron implementar y cuando ya decían tener todo listo para echarlo a andar en 2017, vino el gasolinazo con el que justificaron su cancelación en supuesta solidaridad con la economía de los automovilistas. Nunca más hicieron el esfuerzo de retomar esta política con lo que su gestión, que concluyó en diciembre del 2018, dejó una penosa deuda que se expresa en que solo cada tres de cada 10 automovilistas cumplan con este trámite, lo que ha provocado que nuestro aire sea altamente nocivo uno de cada tres días con todos los daños que eso implica en la salud de los que habitan en el Área Metropolitana de Guadalajara.
El Gobierno de Enrique Alfaro, y en particular su secretario de Medio Ambiente, el destacado ambientalista Sergio Graf, deben revisar muy bien lo sucedido con sus antecesores para evitar otro fracaso de esas dimensiones ahora que anunciaron su estrategia para empezar a combatir la polución del aire.
El primer reto será cumplir con los plazos por ellos mismos fijados ayer de arrancar en julio la “Verificación Responsable” con todo y el Organismo Público Descentralizado (OPD) Agencia Integral para la Regulación de Emisiones (AIRE) que formará parte de la Política Integral para la Gestión de la Calidad del Aire, que englobarán bajo el título de “Jalisco Respira”. Vendrá muy bien escuchar las críticas para ajustar o enriquecer el modelo, empezando por los dueños de talleres que ayer, sin conocer la propuesta, ya protestaban por ella.
La otra será cuidar a toda costa que no se abran espacios para la corrupción, que ha echado a perder todos los intentos de verificación vehicular implementados por gobiernos desde la década de los noventa. Por lo pronto ayer, el gobernador aseguró, con su muy particular estilo, que era una estupidez la versión que la licitación de los verificentros esté hecha a la medida de algún empresario favorito. “Yo no tengo negocios”, espetó.
Respiremos, pues, tranquilos y en espera pronto de un A-I-R-E más limpio, en todos los sentidos.
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