70 años
Interesante año en el que vivimos. Pensar que ahora la participación de las mujeres en la escena política en México es tan alta, sobre todo en nuestro Estado con una representación en el Congreso local del 63% de diputadas, podría sugerir a las nuevas generaciones que fue un camino sencillo, pero no. Este 2023 por primera vez una mujer preside la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por primera vez hay dos candidatas para contender por la Presidencia del país, una de ellas por el partido oficial, pero llegar hasta aquí requirió un gran esfuerzo. Pasaron años y años con una exigencia para los partidos de una “cuota de género” que no respetaban, por lo que la participación femenina en los cargos de elección popular era mínima hasta hace 20 años.
Este año se conmemora el 70 aniversario del sufragio femenino en México, un logro alcanzado el 17 de octubre de 1953 que le permitió a las mujeres mexicanas el voto universal reconocido en la Constitución, sólo 129 años después del primer sufragio en México. Si bien hubo entidades que permitieron años antes el voto de la mujer a nivel municipal, aún así se les negó un derecho por más de un siglo.
Nuestro país fue de los últimos en Latinoamérica en incluir el sufragio femenino en las leyes, considerando que Ecuador fue el primero en la región en establecerlo en 1929, sólo nueve años después que Estados Unidos. Después vino la reacción en cadena de los países tras décadas de marchas y de luchar entre amenazas. Lo más lamentable es saber que el principal motivo para prohibir el voto femenino era el estigma social de que no tuvieran un criterio propio, pues se estimaba que la elección de las mujeres estaría determinada por sus padres o sus maridos, y en esa lucha sufragista se incluyeron mujeres notables como Elvia Carrillo Puerto y Hermila Galindo Acosta, cuyos nombres -desde hace muy poco- figuran en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados: dos de las siete mujeres entre los más de 80 nombres inscritos en letras doradas. ¿Cuántas mujeres faltan en ese muro?
Pese a todo, actualmente México tiene una representación del 23% de alcaldesas, 10 de los 32 Estados es una gobernadora quien los encabeza y posiblemente el próximo año podríamos tener a la primera Presidenta en el país, sin considerar la fuerza del 51.94% del padrón electoral que las mujeres representan en las votaciones del próximo año de acuerdo al reporte del INE de este mes.
Sin embargo, ahora, al igual que hace siete décadas, se sigue desestimando a las mujeres en la política, incluso, luego de ganar por derecho un cargo de elección popular, han vivido un escrutinio superior de su vida personal para justificar su quehacer político, lo que no sucede en el caso de los hombres. De ahí que la violencia política contra las mujeres en razón de género es un fenómeno común que, aunque ya está tipificado, parece caer -como muchos otros delitos en materia de género- en la impunidad.
No por nada se dice que las mujeres deben esforzarse el doble aunque sólo sea para que se les reconozca la mitad. ¿Será que este año la perspectiva comienza a cambiar? Hemos visto que es un problema histórico y la diferencia estará en cómo formemos a las nuevas generaciones. Ya lo decía Rigoberta Menchú: “Este mundo no va a cambiar a menos que estemos dispuestos a cambiar nosotros mismos”. Así que merece la pena que demos valor al voto que las mujeres ganaron no por derecho -aunque lo fuera- sino por la lucha.