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480 años: ¿qué celebrar en Guadalajara?

Los números “cerrados” tienen cierta fascinación. Guadalajara cumplió 480 años desde su fundación y aunque modestos, los festejos tuvieron un sabor muy especial, sobre todo después de dos años de pandemia de COVID que habían obligado a evitar cualquier actividad que implicara reuniones masivas. Así que primero que nada, ¡Felicidades Guadalajara!

Pero de inmediato, sin pretender ser aguafiestas: ¿Qué celebrar en Guadalajara? ¿Tradiciones culinarias como la torta ahogada, la birria o los platillos tradicionales? ¿O celebramos el mariachi y el atuendo charro que gracias a la época dorada del cine mexicano consagró a los jaliscienses y a los tapatíos como imagen de la mexicanidad ante el mundo?

¿O la fiesta puede ser deportiva, gracias a los centenarios clubes de futbol que tan relativo éxito han tenido en los últimos años? (Aquí cabe el paréntesis para rendir merecido reconocimiento al Club Atlas).

¿O amerita festejar y enorgullecerse porque la nuestra sigue siendo la segunda ciudad más grande del país, después de Ciudad de México, que mantiene viva esa añeja (e inútil) confrontación entre chilangos y tapatíos?

Igual, de plano puede festejarse todo al mismo tiempo. Lo ya mencionado y otros muchos elementos del quehacer cotidiano de quienes vivimos en esta ciudad, componen eso que nos identifica como tapatíos. ¿Pero de verdad es suficiente? Como que vistas así las cosas, la conmemoración queda incompleta.

Mientras todavía quede motivo de celebración, ¿por qué no admitir que la nuestra es una ciudad que a pesar de los proyectos de transporte de los últimos años, aún ofrece una movilidad caótica varios días de la semana?

También debe reflexionarse, necesariamente, en la inseguridad, la delincuencia, la violencia. No bastan las discusiones sobre si los índices de delitos han reducido en el último año. Para todos es muy claro que hay ciertos lugares de la ciudad, y ciertos horarios, que son prohibitivos y muy riesgosos. Como referente obligado, basta consultar la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) publicada por el INEGI, con datos hasta diciembre del año pasado. Ahí, los habitantes de Guadalajara dijeron que la percepción de que viven en una ciudad insegura alcanza hasta al 81.7% del total. Es una cifra altísima, si se considera que en Zapopan sólo el 60.8% de la gente se siente insegura.

Y sin afán de sobreabundar: ¿Cómo es Guadalajara pasadas las primeras dos décadas de este siglo? Ya no vale comparase con la ciudad provinciana de mediados del siglo pasado.

De entrada, debe adoptarse con seriedad el concepto de metropolización. El aniversario de la ciudad alcanza a los nueve municipios conurbados con todas sus diferencias, con sus contrastes brutales y con sus retos.

La nuestra es una ciudad que no figura en ningún “top ten” de ciudades mexicanas más desarrolladas o atractivas. Basta revisarlo en cualquier motor de búsqueda de internet. Ni Guadalajara ni Ciudad de México aparecen, como sí están, por el contrario, Mérida, Saltillo, San Pedro Garza García, Querétaro y otras.

Demos respuesta a esto: ¿En nuestra ciudad se resolvió ya el abasto de agua potable; manejamos responsablemente la basura; conseguimos mejorar la calidad del aire; vamos en ruta de eliminar la pobreza radical de muchas de sus zonas periféricas?

El festejo es válido. Incluso necesario. Pero no nos engañemos: estamos quedándonos rezagados y celebramos los logros de un tiempo que ya se fue.

jonasn80@gmail.com / @JonasJAL
 

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