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2018 fue un año difícil, pero lo vamos a extrañar

Cada final de año sentimos que se cierra un ciclo y miramos hacia delante con esperanzas de que el siguiente sea mejor. Y vaya que 2018 fue un año duro, uno que esperaríamos no se repitiera. Con el aumento de los precios de los autos nuevos, la mayor dificultad de conseguir financiamientos y el menor poder adquisitivo de los mexicanos, las ventas bajaron de enero a noviembre 6.7%, marcando una caída mayor a la esperada por la industria. Desafortunadamente las previsiones para 2019 no parecen ser mejores.

Este año que se acaba la industria automotriz perdió a uno de los más emblemáticos Jefes Ejecutivos de la historia, con la muerte de Sergio Marchionne, de FCA. Luego vio el sorpresivo encarcelamiento de otro “súper ejecutivo”, Carlos Ghosn, de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, bajo sospecha de declarar menos ingresos del que tuvo y de transferir hacia Nissan pérdidas financieras personales. Por último el 31 de este diciembre se retira -y no de manera voluntaria- Dieter Zetsche, de Daimler-Benz. Cualquiera que se ponga en el lugar de uno de esos tendrá unos zapatos muy grandes que llenar, lo que no es precisamente algo que favorezca la industria.

Los autos eléctricos siguen de moda y todas las marcas hacen apuestas en esa dirección, la gran mayoría solo porque las demás lo están haciendo, más que por la convicción de que este sea el futuro. Para transformarse en una alternativa real los autos eléctricos aún necesitan hacer que el tiempo de carga completo de las baterías sea igual al de llenar el tanque de gasolina hoy en día, es decir, alrededor de seis minutos. También es necesario que su precio sea equivalente al de un auto de gasolina, lo que es complicado debido a la baja producción de litio.

Todo más caro

Una vez que los autos eléctricos alcancen ese nivel de mejora tecnológica y económica, faltará el tiempo de sustitución de los actuales modelos de gasolina por los que usan electricidad y para que se tenga una idea, en Estados Unidos, el país más rico del mundo, la edad promedio de los autos es de 12.1 años. En México está por arriba de 16 años y esto sin contar los usados importados, que subirían mucho ese promedio de edad si estuvieran catalogados.

También cerramos el año con el dólar y la gasolina más caros que nunca y no entraré aquí a discutir las causas de ese aumento, pero es un hecho que ambos significan una terrible presión inflacionaria.

El que esté considerando comprar un auto nuevo, debería hacerlo antes del 7 de enero, cuando los precios volverán a subir, en algunos casos 1.5%, en otros más que eso. Pocas marcas dejarán de hacerlo y en los últimos años Honda espera a febrero para subir sus precios y arrancar bien el año, a ver si esto se repite.

Lo que todavía es más preocupante es que con aumento de las tasas de interés impuesto por el Banco de México, las financieras de los fabricantes de automóviles también subirán sus tasas y el aumento será muy fuerte. Comprar un auto a crédito a partir de esa fecha costará entre 17 y 19%, contra cerca de 13 ó 14 con que estamos a la fecha.

Por último pero no menos importante, está el comportamiento del mercado. Obviamente incentivados por las marcas, los consumidores quieren cada vez más camionetas y esto significa que tendrán que pagar más por lo que quieren. Los fabricantes agradecen, ya que producir un Ibiza, por ejemplo, cuesta prácticamente lo mismo que fabricar una Arona, pero se cobra mucho más por ésta última y como más gente la quiere, más dinero ponen en su bolsa.

Sí, 2018 no fue un año nada fácil, pero por como se ven las cosas en este momento, todo indica que en 12 meses lo estaremos extrañando aún más de lo que hoy extrañamos a 2016 y 2017.

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