Ideas

2,000 millones de pesos tirados a la basura en una marcha

El cinismo del actual régimen verdaderamente no tiene parangón. Hace falta ser muy caradura para pretender negar lo que todo México y el mundo vio antes, durante y después de la denominada “Marcha de la revancha”, o “Marcha del ardor”, como también se le ha llamado a lo que realmente fue un vulgar acto de campaña del Presidente y sus “corcholatas” el pasado domingo 27 de noviembre, el cual ha motivado que se presenten denuncias por parte de la oposición ante el Instituto Nacional Electoral (INE). 

Una de las denuncias fue presentada por la vicecoordinadora del PAN, Kenia López, quien se quejó de las ilegalidades que se registraron en torno a la convocatoria lanzada desde Palacio Nacional. 

Argumentó que en esa actividad se “usaron recursos públicos para la promoción de la marcha, para el acarreo de personas, el pago de alimentación y por asistir, así como coacción con la pérdida del empleo, cargo o comisión en caso de no asistir o la pérdida de algún programa social.

La demanda sostiene que el Gobierno utilizó recursos públicos para “acarrear” gente y pagar su asistencia.

La denuncia está firmada por una decena de senadores panistas, como el coordinador Julen Rementería, la priista Claudia Anaya y el perredista Juan Manuel Fócil, y fue acompañada de pruebas, fotos y videos que les hicieron llegar ciudadanos a través de las redes sociales, los cuales constatan las ilegalidades.

Otra querella fue presentada por el líder de los legisladores de Movimiento Ciudadano (MC), Jorge Álvarez Máynez, quien aseguró que dicha movilización y sus millonarios recursos del erario, que fueron erogados para su realización, representan actos anticipados de campaña de los posibles precandidatos a la presidencia de Morena. Afirmó se violaron todas las normas electorales, las constitucionales y las legales.

“Lo que se hizo el domingo pasado con la movilización de Estado del Presidente fue violar la Constitución, el artículo 134, fue distraer programas sociales, fue distraer recursos públicos. Incluso se llegó a ordenar a las Fuerzas Armadas que vestidas de civil acompañaran la movilización de Estado. Eso es un hecho inédito en las últimas décadas de México por la desesperación que tiene el régimen de imponer a su candidata, que no crece en las encuestas. Por eso presentamos una denuncia formal, no podemos cruzarnos de brazos frente a la violación recurrente de las normas electorales”.

Los funcionarios denunciados ante el INE, por ese enorme gasto de recursos públicos con fines electorales, son el propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador; Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México; Adán Augusto López, secretario de Gobernación; Guillermo Calderón Aguilera, director general del Metro; Javier Hidalgo, titular del Instituto del Deporte de la Ciudad de México, y el partido Morena.

El PRD no se quedó atrás e igualmente entregó una queja formal por medio de Ángel Ávila, representante del partido ante el Consejo General del INE. En este caso los denunciados por los motivos ya señalados son: el Presidente López Obrador; Mario Delgado, dirigente de Morena, así como Javier Hidalgo, titular del Instituto del Deporte de la Ciudad de México y toda persona que resulte responsable.

Y ha sido el mismo personaje, ese que ha pronunciado alrededor de 80 mil mentiras tan sólo en sus conferencias mañaneras, de nombre Andrés Manuel López Obrador, quien envuelto en su enorme cinismo y sobrada soberbia, el que ha lanzado un reto a quienes interpusieron las quejas ante la autoridad electoral a que presenten las pruebas de las acusaciones para que la Fiscalía correspondiente resuelva el caso. 

Pero el tema es que lo imposible no es mostrar la evidencia, lo imposible es pretender ocultarla o esconderla cuando fue desproporcionadamente evidente la trampa, el acarreo, la extorsión, las amenazas, los amagues y toda la serie de ilegalidades en que incurrió el Gobierno en funciones tanto el federal como el capitalino, así como las huestes de Morena en los estados, que en una clara competencia se esforzaron por llenar camiones para formarlos en los alrededores de Paseo de la Reforma con el afán de que su mesías se diera cuenta que traen “músculo” en las respectivas entidades. 

Los mismos internautas se encargaron de compartir a través de las redes sociales videos de la gran cantidad de camiones y autobuses estacionados en las calles cercanas al inicio de la marcha, así como del presunto reparto de tortas, con listas en mano, a quienes llegaban a la movilización, muchos de ellos obligados por la presión de líderes de agrupaciones.

Claudio X. González, fundador de “Va por México”, y más recientemente de “Unid@s”, y quien es quizá la persona que más odia el Presidente, adelantó que “La marcha de la revancha” -esa en la que López quiso mostrar que todavía puede convocar a un millón de personas, pero que para disfrazarla dijo que era también para celebrar sus cuatro años de Gobierno- pasará a la historia como “símbolo ignominioso” del régimen destructivo de Morena.

En un tuit, aseveró además que no hay “nada más clasista, racista y narcisista que abusar de la dignidad de personas necesitadas de todo el país acarreándolas a marchar para sobar el ego del autócrata”.

De hecho, la queja generalizada en las redes sociales fue el uso indebido de los recursos provenientes del pago de impuestos para un evento de propaganda política, mientras existen muchas necesidades sin atender por parte del Gobierno federal.

En su columna para El Financiero, Darío Celis calculó que esta marcha tendría un costo cercano a 1,500 millones de pesos, que salen del erario. Este dinero financiaría camiones, hoteles, alimentos y viáticos, además de camisetas, gorras, banderines y pancartas.

Este monto vendría del cálculo base en el que se trasladaran cerca de 700 mil personas de todo el país, con una media de 10 mil a 20 mil personas. Con ello, se necesitarían de 250 a 500 camiones por estado.

Otros cálculos hablan de hasta 2,000 millones de pesos. 

¡Dos mil millones de pesos! Yo quisiera saber qué opina la gente de que se haya tirado tal cantidad de dinero a la basura. 

Por ejemplo, ¿qué dicen los enfermos que esperan por sus medicinas en los centros de salud pública y sus recetas no pueden ser surtidas por el enorme desabasto de medicamentos, o los enfermos de cáncer que no pueden continuar con sus quimioterapias porque los tratamientos no llegan?.  

AMLO no tenía que haber gastado alrededor de 2,000 millones de pesos para intentar llenar el Zócalo, pues era muy predecible que lo conseguiría con solo un chasquido de dedos, y que con ello bastaría para que sus adoradores hicieran gala de todas sus corruptelas y malas mañas para cumplirle el deseo. 

Pero el ego del Presidente es descomunal, tanto como el dispendio de recursos del erario público, pues por donde quiera que se le vea, se trató de un gasto innecesario, un exceso, un despropósito y un despilfarro. 

opinión.salcosga@hotmail.com
 

Síguenos en

Temas

Sigue navegando