12 de octubre y megaproyectos en Jalisco
Desde que el 12 de octubre de 1992 una movilización de comunidades indígenas y campesinas derrumbó la estatua del conquistador Diego de Mazariegos, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. El llamado Día de la Raza dejó de existir como una connotación dominante y racista.
Desde esa movilización, llevada a cabo por lo que después se presentaría públicamente como Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el levantamiento armado del 1 de enero de1994, cada 12 de octubre es una fecha reapropiada por los pueblos y comunidades originaria de toda América.
Este año la conmemoración del 12 de octubre se recordó no como un idílico e irreal “encuentro de dos mundos”, sino como el inicio de una guerra capitalista contra los pueblos de este continente durante la era del expansionismo de las potencias mercantiles europeas.
En México, el Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) convocaron a una Jornada de Movilización en Defensa de la Madre Tierra y en contra la Guerra al EZLN.
Hubo movilizaciones en casa 20 estados del país, haciendo públicas denuncias de los casos locales de cada organización, pero en la coincidencia de que se sigue enfrentando una guerra a partir de la reorganización capitalista del territorio y la población en México. Hay también coincidencia en cuestionar los principales megaproyectos que impulsa el gobierno de la Cuarta Transformación: Corredor Transístmico, Tren Maya, Proyecto Integral Morelos, entre otros.
En El Salto, Jalisco, el CNI-CIG convocó a una reunión para denunciar los megaproyectos que hoy por hoy están poniendo en riesgo la reproducción de la vida digna de decenas de comunidades prácticamente por todo el estado, como con los proyectos ampliación de las zonas industriales de El Salto y Santa Cruz de Las Flores, la consolidación de los megaproyectos agroindustriales, principalmente berries y aguacates en el sur y alrededor de la ribera del lago de Chapala.
Pero lo que más llama la atención en el documento de la convocatoria del CNI-CIG, es la amplia red de megaproyectos energéticos que pretenden desarrollarse en Jalisco, algunos ya en operación, otros en desarrollo y otros planeados a futuro. Esta es la relación de megaproyectos energéticos en curso en Jalisco, según las organizaciones y colectivos que convergieron en este encuentro de pueblos de Jalisco:
• Cuatro termoeléctricas 1) Tierra Mojada en Zapotlanejo; 2) La Charrería en Juanacatlán, ambas de la empresa española Fisterra Energy; 3) El Salto cc1000 de Prenery de México entre Ixtlahuacán y El Salto; y 4) y Guadalajara I de la CFE en Jocotepec.
• El gasoducto Villa de Reyes-Aguascalientes-Guadalajara de la empresa Fermaca y sus ramales 1) Lagos de Moreno, 2) Zacoalco de Torres 3) y Santa Cruz de Las Flores.
• Proyecto de trasvase de hidrocarburos de la empresa IENOVA, filial de la estadounidense Sempra Energy en la comunidad de Casa Blanca, Poncitlán.
• Tres plantas geotérmicas 1) La reactivación de Cerritos Colorados de la CFE en el Bosque de La Primavera, 2) Una en la comunidad indígena de San Francisco de Ixcatlán 3) y otra en el ejido de La Soledad, municipio de Zapopan; ambas de Grupo Dragón perteneciente al corporativo de Salinas Pliego.
• La planta hidroeléctrica de la empresa Enersi Renovables en el río Santiago cuyo embalse abarcaría los municipios de San Cristóbal de la Barranca, Amatitán y Tequila.
• El Parque Solar Valle de Guadalupe en Los Altos de Jalisco.
Nunca en la historia del industrialismo capitalista en Jalisco se habían diseñado e impulsado tantos megaproyectos energéticos al mismo tiempo, con todos los riesgos que ello implica.
Los personeros del gobierno y el capital dirán que se trata de buenas noticias, pues en conjunto hablarán de una derrama multimillonaria de capital por la inversión en esos megaproyectos, además de que presumirán empleos y el desarrollo y progreso de las comunidades donde se implantan esas grandes obras.
Pero para las comunidades estos megaproyectos no acarrean progreso y desarrollo, como dicen desde el Estado y el capital, sino proyectos de muerte debido a que dichas intervenciones ocasionan severas modificaciones a sus modos tradicionales y autónomos de vida. Son alteraciones de sus mundos de vida, porque implica una intervención y reorganización de sus tierras, aguas, bosques y aire, de sus medios de ganarse la vida a través de la agricultura tradicional, la pesca, el comercio o los oficios locales.
Todo eso se pone en riesgo por estos grandes megaproyectos energéticos actualmente en curso en Jalisco. Pero detrás de cada megaproyecto hay también una historia de lucha y resistencia que trata de defender sus modos de vida y parar lo que Estado y capital llaman progreso y desarrollo.
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