12 de octubre, virgen y conquista
Hasta el día de ayer me enteré que a la Virgen de Zapopan le llamaban también “La Pacificadora”, porque se dice que “contribuyó” a la pacificación de algunos pueblos indios que al comenzar el siglo XVI se oponían a ser conquistados por los españoles en tierras del Occidente mesoamericano.
Específicamente se dice que una peregrinación de la Virgen de Zapopan fue paseada entre los pueblos que mantenían la rebelión del Miztón, ocurrida en los años de 1540 y 1542. Los hechos históricos refutan este mito con toda contundencia y muestran cómo el paseo de la virgen no sirvió para pacificar la región como lo demuestran decenas de revueltas, rebeliones y revoluciones contra el intento español de imponer un dominio colonial en estas tierras.
Esta historia viene a cuento porque no sólo para una mayoría de tapatíos, sino también para algunos historiadores, académicos y periodistas el 12 de octubre se celebra “la llevada de la virgen”, por la peregrinación de retorno de esta imagen desde la Catedral de Guadalajara a la Basílica de Zapopan.
Muchos otros siguen recordando al 12 de octubre bajo el eufemismo de “encuentro de dos mundos”. La historia, sus interpretaciones y signos, siempre será también un terreno en disputa.
A más de cinco siglos de la conquista española de América y de los territorios donde nacieron las civilizaciones mesoamericanas, muchos todavía se resisten a reconocer las cosas tales como son. El 12 de octubre fue la fecha en la que el imperio español llegó por coincidencia a este continente que después fue llamado América.
A partir de reconocer las enormes riquezas que las sociedades americanas mantenían, el Estado español utilizó la formalidad del “requerimiento” o “memoria” para avisar a los pueblos americanos que iban a ser arrasados si no se sometían voluntariamente. Para las absurdas formalidades de conquista del imperio español, la lectura de este “requerimiento” constituía una especie de aviso legal de que iba a ocupar tierras y a poseer poblaciones y recursos.
Como cabía esperar, los pueblos mesoamericanos no entendieron o se negaron a darse por enterados de dicho requerimiento y por eso no debe sorprender que un proceso tan violento fuera resistido con tanta tenacidad como hicieron decenas de pueblos en el occidente mexicano.
En el extraordinario libro de la lingüista y antropóloga Rosa Yáñez Rosales, Rostro, palabra y memoria indígenas: el occidente de México, 1524-1816, arroja al menos 16 grandes rebeliones ocurridas en ese periodo. Entre estas destacan la Guerra del Miztón (1540-1542), la Guerra Chichimeca (1548-1576), la rebelión de tepehuanos, varios grupos indígenas y negros 1616-1618), la resistencia ante la conquista del Nayar (1671-1722) y la rebelión cora (1758).
Hay que recordar además que las resistencias de los pueblos de esta región obligaron a cambiar la sede de la ciudad de Guadalajara en tres ocasiones.
Se entiende que para muchos tapatíos se conozca el 12 de octubre como “la llevada de la virgen” por ser una tradición centenaria, pero eso no impide reconocer a partir de esa fecha comenzó una de las conquistas más brutales que se tengan memoria en la larga expansión del capitalismo para convertirse en el sistema social dominante en todo el mundo. La fecha sirve también para recordar las decenas de resistencias que los pueblos de estas tierras produjeron para defender sus vidas y sus creencias.