1º de mayo en cuarentena
Una de las consecuencias políticas inmediatas que ha arrojado la expansión de la pandemia del coronavirus es que obligó a la disidencia y la protesta social a acatar una cuarentena no deseada.
De hecho, hasta antes de la expansión de la pandemia fuera de su epicentro en China, el panorama de la protesta social y política en el mundo era amplio y diverso. Por ejemplo, en América Latina vivía una oleada de la protesta social a lo largo de 2019 con movilizaciones muy importantes en Haití, Puerto Rico, Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia y Panamá. En Medio Oriente también había protestas muy importantes en países como Líbano, Irak e Irán.
En países como Francia y Estados Unidos también había movimientos sociales de cuestionamiento a las políticas neoliberales de privatizaciones y recortes de derechos. Toda esta oleada de protesta social en contra del orden neoliberal fue obligada a confinarse y someterse en cuarentena por las declaratorias de emergencia sanitaria impuestas mediante verdaderos estados de excepción, como ha cuestionado centralmente el filósofo político italiano Giorgio Agamben (https://bit.ly/2ymgkGD).
Y al extenderse tanto espacial como temporalmente, el confinamiento de la protesta social alcanzó ahora a la clase trabajadora de todo el mundo. Probablemente por primera vez desde que ocurrió la represión a la clase obrera en la huelga de Chicago en 1886, nunca se había dejado de conmemorar un 1º de mayo como día de lucha de los trabajadores del mundo.
Por vez primera en 134 años, los trabajadores de la mayoría de países del mundo no salieron a calles y plazas a conmemorar la gesta de los Mártires de Chicago de 1886, a defender los derechos conquistados y reclamar a gobiernos y patrones que pretenden eliminar los derechos ganados.
En estas condiciones de confinamiento que impone la peste moderna del coronavirus, se lanzaron distintas iniciativas para conmemorar a través de mítines en redes o transmisiones en directo el 1º de mayo, en una grave situación de agravamiento de la explotación bajo la justificación de la profunda crisis económica que se avecina tras la pandemia.
En este contexto, varias organizaciones de trabajadores lanzaron llamados a vencer el confinamiento. En un pronunciamiento firmado por 42 organizaciones obreras, indígenas, campesinas, feministas y populares de América Latina, se asienta: “Necesitamos que el aislamiento social no cale en nuestra clase, que los estados de excepción sean excepción y no la regla, darle batalla al individualismo y el estado policial entre vecinos y vecinas. Que el distanciamiento necesario para superar esta pandemia no se instale como estilo de vida y que por el contrario sigamos manteniendo la conciencia de unidad y lucha que hemos sabido construir como trabajadorxs” (https://bit.ly/35phI7s).
En tanto, en España, los pronunciamientos de algunos sindicatos plantearon “condiciones de vida justas más allá del trabajo”. “La pandemia ha dejado en evidencia los límites y la insolidaridad de un modelo capitalista, heteropatriarcal y racista que está enfermo, al que cada vez le cuesta más respirar y que nos ahoga con sus recetas de austeridad y recortes. Solo hay una opción justa y sostenible: avanzar en el camino de una transición social, feminista y ecologista”, manifestó ELA, el sindicato mayoritario de Euskadi, según el reporte de El Salto Diario (https://bit.ly/3f7i9rD).
Como ya se sabe, de la mano de la extensión de las medidas de confinamiento, se anuncian recortes de empleo y de prestaciones de los trabajadores. En México nos acercamos a los 400 mil trabajadores despedidos, en Estados Unidos ya suman 28 millones de desempleados. El panorama es sombrío, pues apenas hace unos días la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que 1,600 millones de trabajadores de la economía informal, casi la mitad de la población activa mundial, corren peligro de ver desaparecer sus fuentes de sustento a causa de la pandemia.
Conseguir los reclamos que se lanzan en los manifiestos de este 1º de mayo será una dura batalla social y política para la clase obrera, pues se avecinan tiempos muy duros para los trabajadores.