Ideas

* Tommy

De pocas personas, en México, puede decirse que “fue hombre de futbol” e incluso que “vivió para el futbol”, con más propiedad que de Tomás Balcázar...

Las nuevas generaciones lo asocian con el “Chicharito” Javier Hernández, porque saben que Tomás era su abuelo. El Mundial de Sudáfrica, en 2010, le dio oportunidad de reverdecer laureles: el “Chicharito” anotó el primer gol mexicano en el partido inaugural, contra Francia. Eso le ganó un lugar en la historia al lado de su abuelo, ya que Balcázar había anotado a Francia, en el Mundial de 1954, en Suiza, el gol que daba a México el empate a dos y alimentar sueños hasta entonces inalcanzables... La diferencia consistió en que en 2010 se consiguió la victoria (Cuauhtémoc Blanco anotaría el 2-0 para México), y en Suiza el “Tri” perdió —era la regla en ese tiempo—… con un gol de penalti a dos minutos del final.

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Tomás inició su carrera con el Nacional de su barrio natal, Mexicaltzingo. Tenía 17 años de edad cuando llegó al Guadalajara, junto con Jesús “Chuco” Ponce, en 1948.

 Tomás, el “Chuco”, Manuel Enciso y Javier de la Torre integrarían la delantera de aquel Guadalajara conocido como el “Ya Merito”. Balcázar, en sus años de jugador, sobresalió por sus remates de cabeza. No era muy alto, pero tenía un estupendo resorte, visión de gol, capacidad para ganar en el cuerpo a cuerpo a los defensas, y un martillo en la frente.

Tomás y el “Chuco” serían, ya como entrenadores, auxiliares de Javier en los mejores años del “Campeonísimo” que vendría después, y ocasionalmente en la Selección Nacional, donde vivió el fracaso del “Tri” en el Premundial de 1973 en Haití, previo al Mundial de Alemania-74.

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Extremadamente sociable, amigo de medio mundo —Carmen Salinas y Marco Antonio Muñiz están en la extensa lista de sus compadres—, Tomás, además de haber sido leyenda viviente por su dilatada trayectoria como jugador y entrenador de un equipo excepcional, fue uno de los mejores publirrelacionistas posibles del Guadalajara mientras éste siguió vinculado con el club de sus orígenes. Su agudeza para ver el futbol le permitió incursionar en la radio, como comentarista en las transmisiones de los partidos. Alfredo Magaña —otro de sus amigos, recientemente fallecido también— rescató algunos de sus recuerdos y los dejó plasmados en algún volumen que circula por ahí.

Descanse en paz.
 

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