* “Si Lainez…”
Una de las frases que más se repiten en el mundillo del futbol -un mundillo pletórico de tópicos, por cierto- sostiene que “El hubiera no existe”. Se trata, ostensiblemente, de una perogrullada (por definición, “Afirmación que resulta superflua o simple por encerrar una verdad muy evidente”). Sus aplicaciones más comunes se refieren a errores de árbitros o jugadores, que inciden en los resultados de los partidos: “¡Si se hubiera marcado el penalti…!”; “¡si hubiera metido la que tuvo…!”.
Una variante de rabiosa actualidad, en estos días (“santos”, dizque), se relaciona con Diego Lainez, y consiste en que si el chico maravilla que Ricardo La Volpe se sacó de la manga la última vez que fungió como técnico del América, se hubiera enrolado con el Ajax y no con el Betis, ahora mismo sería semifinalista, estaría a un paso de ser finalista y a dos de festejar la conquista de la edición 2019 de la Champions League: seguramente el mejor certamen del futbol mundial, aun sin alcanzar el glamour y el prestigio de la Copa del Mundo.
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Se trata, por supuesto, de una especulación químicamente pura. (Refugiémonos en el mismo tópico: “El hubiera no existe”).
Si Diego optó por el Betis fue, con toda certeza, porque se asesoró debidamente. Sus familiares, su apoderado, sus entrenadores, los dirigentes del América, los jugadores mexicanos que han tenido la experiencia de militar en equipos europeos -varios de ellos en Holanda y España- y han sido sus compañeros en la Selección, lo habrán puesto al tanto, cuando él y las personas de su confianza ponderaban las ofertas del Ajax y del Betis, de los pros y contras de unas y otras.
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Independientemente de cuestiones como el idioma, la comida y las costumbres, ninguna de las cuales plantea en la actualidad un obstáculo serio y mucho menos insalvable para un futbolista profesional, seguramente la prioridad de Diego y sus asesores consistió en detectar, de las alternativas que se le plantearon, no precisamente cuál era la mejor, por las perspectivas de llegar lejos en torneos nacionales e internacionales, sino cuál era la más adecuada, a su edad, para su propio crecimiento personal y futbolístico.
Goethe, sin detenerse a explicar que quizá sea mejor jugar ocasionalmente en el Betis que ser suplente en el Ajax, lo dijo muy bien: “No todos los caminos están hechos para todos los caminantes”.