* Promisorio
Si la comida está a tono con la botana, ya la hicimos…
El preámbulo a los primeros compromisos formales de la Selección mexicana en la era de Gerardo Martino como técnico, ha resultado promisorio: cuatro victorias en otros tantos encuentros amistosos -con Chile, Paraguay, Venezuela y Ecuador como sinodales- igualan las marcas precedentes de Miguel Herrera y Juan Carlos Osorio al frente del “Tri” (también ellos debutaron con sendos pókares de triunfos), y alimentan la esperanza de que vengan cosas buenas en esta etapa.
En la primera fase de la Copa Oro que arranca el próximo fin de semana, concretamente, lo normal será -partiendo, como Dios manda, de la premisa de respetar a los rivales- que México avance a la siguiente con marca perfecta. Cuba, Canadá y Martinica no sólo son inferiores a México -la historia es elocuente-: también son inferiores, en lo futbolístico, a los cuatro sinodales frente a los que el “Tri” hilvanó las ya señaladas calificaciones aprobatorias.
*
Ayer, por cierto, para rescatar esa nota, México, nuevamente, tuvo que superar adversidades… Primero fue el autogol de César Montes, al arranque del segundo tiempo, en parte porque dio el empate a Ecuador pero principalmente porque la actitud de los sudamericanos, agresiva en el buen sentido, fue muy diferente a la pasividad que habían mostrado en el primer tiempo. Después fue el descuido que permitió a Preciado rematar en el área un tiro de esquina.
En los dos casos el “Tri” mostró argumentos ofensivos para retomar la ventaja en el marcador, y, en consecuencia, el mando táctico del partido, ayer en Arlington.
En los dos casos el “Tri” mostró argumentos ofensivos para retomar la ventaja en el marcador, y, en consecuencia, el mando táctico del partido: el tiro libre del “Chapo” Montes” y el derechazo de aire del “Chaka” Rodríguez fueron sendos golazos.
Además, el repaso de la película del partido lleva a la conclusión de que el resultado fue justo: la ofensiva ecuatoriana, a despecho de la probada calidad de Mena y los dos Valencia, particularmente, no inquietó mayormente a Ochoa… y, en cambio, Pizarro tuvo, en el último minuto, la oportunidad de dar cifras más nítidas aún a la victoria mexicana.
*
Más allá de los puntos que se abonen al desempeño individual y colectivo de los tricolores, vale subrayar que la mayor preocupación de los observadores se centraba en las notorias ausencias que se fueron sumando -siete en total-… y que los hechos dieron la razón a Perogrullo, cuando acuñó el axioma de que “los ausentes no cuentan”.