Ideas

* Perogrullada

Por si alguna duda quedaba sobre la sabiduría de una de las más célebres perogrulladas que Don Fernando Marcos acuñó en vida —“El último minuto (de un partido) también tiene 60 segundos”—, véanse las notas dominantes en los tres encuentros de ayer en el Mundial de Rusia: los tres se decidieron cuando muchos aficionados ya buscaban las salidas: el gol de Uruguay sobre Egipto, el de Irán sobre Marruecos y el tercero de Cristiano Ronaldo para empatar, en beneficio de Portugal, un partido de volteretas en el marcador, en que la victoria coqueteó descaradamente con los dos chambelanes —España fue el otro—… y al final del cuento dejó a los dos con un palmo de narices.

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Mientras Cristiano Ronaldo protagonizaba el mejor capítulo —hasta ahora— de su historia mundialista (empató a Pelé por haber anotado goles en cuatro ediciones de la Copa del Mundo) y repartía equitativamente motivos de alegría entre sus paisanos y los simpatizantes de su actual equipo, Luis Suárez y De Gea compartieron con el marroquí Azis Bouhaddouz (autor del autogol que arruinó la quiniela del partido Irán-Marruecos) el rol de villanos de la película.

Menos Suárez, quizá, porque los charrúas se alzaron con el triunfo… aunque él sobresaliera esta vez por chambonadas impropias de sus blasones de depredador del área. De Gea, en tanto, con su pifia en el segundo gol portugués, totalmente indigna de un aspirante al título de “el mejor portero del mundo”, envió un elocuente mensaje de consuelo (con letra y música de Manoella Torres) a Loris Karius, arquero del Liverpool crucificado por la crítica de todo el planeta por sus errores en la reciente Final de la Champions League ante el Real Madrid: “Lo perfecto es inhumano”.

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A la esperanza de que ese axioma se cumpla mañana; de que se reedite el pasaje evangélico de David y Goliath o la fábula de La Tortuga y la Liebre, y de que esta vez los patos le tiren a las escopetas, se suscriben quienes saben que los alemanes son los actuales campeones (y que probablemente vuelvan a serlo en Rusia)… pero esperan que México haga lo que ya hizo una vez: en el Mundial de 1962 en Chile, cuando enfrentó a Checoslovaquia —que sería finalista— e hizo lo que nunca antes había hecho en un Mundial: saborear el triunfo… contra casi todos los pronósticos.

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