Ideas

* Números rojos

Decía “Pipo” Rossi -jugador argentino del River Plate en tiempos de María Canica- que “uno no juega bien cuando quiere… sino cuando lo dejan”. Contra la ingenua versión de que los buenos equipos “juegan y dejan jugar”, la realidad es que jugar bien al futbol implica, sí, manejar el balón y aprovechar los espacios lo mejor posible para hacer daño al adversario… pero también reducir los espacios y dificultar las maniobras del rival tanto como sea posible.

El ideal, en otras palabras, consiste en “jugar… y no dejar jugar”.

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Ponderar, a partir de esas premisas, la victoria que el Guadalajara consiguió el domingo en Toluca -la segunda desde que Luis Fernando Tena dirige a las “Chivas”-, obliga a reconocer, ciertamente, que “Chofis” López, por momentos, fue un Sol en la cancha de La Bombonera; que Brizuela y el “Chapo” Sánchez dieron uno de sus mejores partidos del campeonato; que Pulido se convirtió en “El Muchacho de la Película” y en una de las figuras descollantes de la jornada, por los goles decisivos en el desenlace de la historia…

Falta ver, sin embargo, el otro lado de la misma…

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Si el Guadalajara dio uno de sus mejores partidos y obtuvo uno de sus mejores resultados de la campaña, las campanas se lanzaron a vuelo en cuanto se consumó la victoria, porque cuando se trata de las “Chivas” suele irse a los extremos. Difícilmente se ubican los juicios en el término medio. Las derrotas y los triunfos se magnifican. De las primeras se colige que el técnico y los jugadores son unos mamarrachos. De los segundos se salta al incienso a granel para entrenador y futbolistas.

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Objetivamente, cinco victorias a cambio de siete derrotas, y 22 goles anotados (1.3 por partido) por 25 recibidos (1.56 por partido) sugieren lo que la tabla de posiciones retrata de cuerpo entero: un equipo que opera con números rojos.

Algo, por lo demás, que no es de ahora. El penúltimo lugar que ocupa en el tabulador de los cocientes, con el Atlas como vecino y el alicaído y (al parecer) agonizante Veracruz como providencial tablita de salvación, son síntomas inequívocos de que, más allá de los festejos a que dio lugar la victoria dominical en Toluca, la crisis del Guadalajara arrancó y ha crecido, por suficiencia o exceso de confianza, desde la conquista del último campeonato.

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