* “Nadie sabe…”
El “juego limpio” que en el futbol mexicano se invoca antes de cada partido (“en la ceremonia de protocolo”, suelen decir impunemente los cronistas, atenidos a que no hay árbitro que sancione las agresiones al idioma), es un buen deseo que muchas veces ahí se queda. Deporte de contacto como es el futbol, el límite entre la fuerza y la violencia muchas veces es imperceptible; y como el jugador, vía de regla, trata de sacar ventaja de todas las situaciones, se asume que tanto la deslealtad en algunos lances como la simulación de lesiones en otros, son “parte del juego”.
Eso, en la cancha. En otros niveles del deporte también se dan situaciones anómalas, perversas. Algunas, ocasionalmente, son denunciadas. Botones de muestra -escandalosos, por cierto-, las renuncias de y procesos judiciales contra dirigentes de la FIFA (el mismísimo Joseph Blatter en primerísimo lugar) “en que se mezclan la corrupción, la lealtad y el silencio”, como escribe Thomas Kistner en “FIFA Mafia”, subtitulada como “la historia criminal de la organización deportiva más grande del mundo”.
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No es absolutamente novedoso, pues, que el reciente cese de Gustavo Matosas como técnico del San Luis, se diera, más que en el marco de la derrota -inobjetable... y en cierto modo previsible- ante el León, en la de las grabaciones difundidas previamente, que sugieren actos de corrupción en la contratación de Matías Britos, hace siete años, como jugador del León, en que presuntamente participó Matosas.
Como “casos” sobre amaño de partidos, “mano negra” de los dirigentes de ciertos clubes o “corrupción” de los árbitros, que supuestamente inciden no sólo en el resultado de algunos encuentros sino en el desenlace de campeonatos, muchas de esas “historias” se difunden por debajo del agua. Igual sucede con las gestiones orientadas a la contratación de jugadores. En Sudamérica se han documentado casos de directivos que en operaciones de ese tipo defraudaron a sus propios clubes. En México se habla de promotores que de manera poco escrupulosa participan en esas maniobras. Alguno, incluso, llegó a ser declarado “persona non grata”.
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Matosas fue cesado como técnico del San Luis antes de consultar a sus abogados, como ofreció, para aclarar el asunto. Sería una pena, para su prestigio profesional y personal, y para el medio, sobre todo, que el colofón del asunto fuera la ya clásica frase de El Monje Loco:
-Nadie sabe, nadie supo…