* Mucho nombre
Si las cosas se hubieran acomodado de tal manera que el Guadalajara disputara la final del torneo internacional que se celebra en los Emiratos Árabes Unidos, y especialmente si las estrellas se hubieran alineado para que lo ganara, cabe imaginar que en México se incorporaría el hito, en automático, a las gestas más sonadas que se han conseguido en el deporte más popular del mundo. Se diría, quizá, que ganar un Mundial de Clubes es tan relevante como haber ganado la medalla de oro olímpica en esa disciplina, o como la Copa Confederaciones, o como el Mundial Sub-17.
En cambio, como la participación de las “Chivas” en ese certamen fue desangelada -y, en consecuencia, intrascendente-, resulta comprensible que en México se cuestione si el torneo de referencia merece llevar el rimbombante nombre que lleva…
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De entrada, especialmente desde que se rige por el formato actual y permite la participación de los campeones de las confederaciones en que la FIFA está subdividida, pero sobre todo a la vista de que el sistema de competencia favorece a los representantes de Europa y Sudamérica, allanándoles el camino para que disputen la final, queda claro que no se trata, en rigor, de ningún campeonato mundial de clubes -así, con minúsculas- propiamente dicho.
Un Mundial de Clubes -con mayúsculas- propiamente dicho, merecería llamarse así si tuviera un sistema eliminatorio y un formato similar al de la Copa del Mundo. Lógicamente, si ésta se disputa cada cuatro años, sería casi imposible realizar anualmente una competencia de clubes con una representación más extensa, un calendario más atractivo y un formato más incluyente.
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Ahora mismo, en el muy probable caso de que el Real Madrid se imponga, mañana, al Al Ain de los Emiratos Árabes, pocos valedores tendrá, en el mundillo del esférico, la versión de que el equipo emiratí, sin más méritos que ser el campeón de la liga local para ser incluido por su calidad de anfitrión como invitado especial en el programa, merece ser considerado el segundo mejor del mundo (aunque nadie pueda regatearle el derecho a presumir su victoria de media semana sobre el River Plate, flamante campeón de la más tormentosa y accidentada edición de la Copa Libertadores de América)… y mucho menos para que se le reconozca como el mejor, en el muy improbable pero de ninguna manera imposible caso de que consiguiera el título.