* Metamorfosis
Ya dirá el tiempo, conforme lleguen los resultados, si fue la decisión correcta. Por lo pronto, la designación -anticipada hace dos meses- de Ricardo Peláez como director deportivo y la ratificación de Luis Fernando Tena como director técnico del Guadalajara, parecen ser las más pertinentes y las más adecuadas.
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Aunque ambos tienen poco tiempo en el equipo, Peláez y Tena lo conocen desde hace muchos años.
Ambos, aún como jugadores, cumplieron parte de su carrera con las “Chivas”. Conocieron al equipo desde adentro y desde afuera. Vivieron en carne propia la experiencia de formar parte de una institución que es, por sobre todas las cosas, al margen de los acentuados altibajos que ha experimentado a lo largo de su historia, un fenómeno social único en México.
Se vincularon con los actuales dueños de sus destinos en una etapa difícil: cuando el equipo venía dando tumbos y se vio amenazado por el fantasma del descenso. Algo aportaron, necesariamente, para que llegaran los resultados que actualmente les permiten ver por encima del hombro a otros cuatro equipos -Veracruz, Atlas, Ciudad Juárez y San Luis- y mirar el panorama con cierto optimismo, con relativa tranquilidad, de cara al siguiente campeonato.
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Los números de Luis Fernando Tena en su ciclo de técnico interino, emergente o como quiera denominarse, son elocuentes: derrotas ante América -previsible- y Tijuana, empates ante “Pumas” y Monterrey, y victorias sobre Ciudad Juárez, Toluca, Querétaro y Veracruz; que tres de ellas se consiguieran ante los tres equipos más rezagados en la tabla de posiciones, no las demerita… aunque tampoco debe servir de pretexto para echar a vuelo las campanas ni dar por descontado que el Guadalajara ya está listo para hacer efectiva la metamorfosis -un giro de 180 grados- prometida ayer por Peláez: dejar de ver hacia abajo, y hacerlo, en lo sucesivo, hacia arriba.
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En el mes de receso entre campeonato y campeonato, puede haber movimientos en el plantel: el reacomodo de jugadores que difícilmente verán acción en el próximo certamen; la posible transferencia de Pulido, a la vista de las comprensibles dificultades para retenerlo por sus propias exigencias y las ofertas que han llegado… Pero también, como resultado de las gestiones que Peláez seguramente inició desde su arribo a la institución, la incorporación de los refuerzos que ciertamente serán necesarios para cambiarle radicalmente la fisonomía al equipo.
“Ya veremos…”, diría José Feliciano.