* “Luna de miel”
La analogía que Gerardo Martino utilizó para calificar su etapa actual como técnico de la Selección mexicana, es bastante apropiada: “luna de miel”.
Los primeros cacerolazos indicativos de que ese período -necesariamente transitorio- llegó a su fin, se producirán, eventualmente, si en alguno de los tres “miniciclos” anunciados -de los cuales ayer concluyó el primero- cualquiera de los jugadores convocados sufre alguna lesión que le imposibilite alinear con su equipo.
Otro riesgo consistirá en la posibilidad de que el entrenador de algún equipo que hubiera facilitado jugadores para ese primer contacto del “Tata” con los candidatos a participar en las convocatorias formales del “Tri”, decide, a falta de otros que a la hora de las entrevistas posteriores a los partidos le vengan a la mente, refugiarse en el pretexto de que la Selección le distrae a los jugadores y le impide realizar los trabajos tácticos deseables.
*
En la “luna de miel” de los jugadores que ya han sido llamados, los que lo sean posteriormente y el técnico nacional, todo, por ahora, en efecto, es vida y dulzura; sonrisas y apapachos…
El experimento, aun en el entendido de que no necesariamente todos los jugadores llamados a los “miniciclos” estarán en las listas para hacer frente a los compromisos formales que aparezcan en la agenda, propicia el conocimiento mutuo; permite que surja la deseable familiaridad profesional entre técnico y jugadores; facilita el proceso de comunicación entre las ideas de aquél y la disposición de éstos.
*
La prueba del ácido de la relación correrá por cuenta de los partidos… Como pudo constatarse en la “era” anterior, con Juan Carlos Osorio al frente del “Tri”, ni siquiera los resultados positivos que se produjeron fueron plenamente convincentes. Que la eliminatoria para el Mundial del año pasado en Rusia se consiguiera sin el dramatismo y las angustias que caracterizaron a las “eras” precedentes, no impidió que los métodos del colombiano -sus “rotaciones”, particularmente- se cuestionaran airadamente, ni que se le exigiera (en vano, por fortuna) suscribirse a los procedimientos ortodoxos… no obstante que éstos, aplicados por varios de sus predecesores, demostraron reiteradamente su inoperancia.
Martino, por lo pronto, aprovecha la “luna de miel” para ganar tiempo, sentando las bases de su relación con los jugadores… a sabiendas de que ya llegará, porque esa es la ley de la vida (y del futbol) la etapa de “los pelotazos”.