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Las Villas y El Zapotillo

El debate provocado por la absurda e irracional propuesta para vender las Villas Panamericanas para destinarlas a uso habitacional, ha generado al mismo tiempo la difusión de una gran cantidad de información técnica y especializada sobre la importancia que tiene para la ciudad, es decir para millones de personas, la zona de El Bajío donde está asentado el complejo Panamericano.

Se ha recordado con lujo de detalle que El Bajío de El Arenal es una zona extremadamente importante para la recarga de agua de los mantos freáticos de la zona metropolitana de Guadalajara, especialmente de la cuenca de Atemajac.

En un comunicado dado a conocer el pasado lunes, el Observatorio Ciudadano para la Gestión Integral del Agua en el Estado de Jalisco recordó la relevancia hidrológica de El Bajío: “Se recargan 139 millones de metros cúbicos (mmc) al acuífero y se extraen 159 mmc, por lo que existe un déficit de 20 mmc y eso disminuye el nivel del acuífero”.

Empecinarse en vender las Villas Panamericanas para viviendas particulares, condena a que El Bajío termine por urbanizarse causando un enorme perjuicio a los habitantes de la zona metropolitana.

No es cierto, como se ha querido justificar, que pueda encontrarse una fórmula de habitar El Bajío con “criterios sustentables” o con “medidas de  mitigación”. Esos tecnicismos pretenden justificar una medida a todas luces contraria al valor ambiental y por tanto como bien común que tiene El Bajío para la mayoría de la sociedad.

Como explicó el Observatorio Ciudadano del Agua, “La Villa Panamericana tiene ocho hectáreas y puede alojar a tres mil 600 personas dando un coeficiente de 400 personas por hectárea. Los reglamentos solo permiten 20 personas por hectárea. Están fuera de la ley si quieren utilizarla como habitacional y si eso fuera entonces adquieren derechos de servicios: templos, escuelas, mercados, centros comerciales, etc. Sería el principio del fin pues impulsaría el crecimiento urbano en todo El Bajío. Los constructores se frotan las manos pensando solo en ganancias”.

La propuesta de vender las Villas Panamericanas a la empresa Green Life Capital es más irracional todavía, si se pondera el asunto de la protección de El Bajío en el problema más amplio del abasto de agua a la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Por un lado el gobernador Enrique Alfaro Ramírez sostiene que hay un millón de habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara que carecen de agua, y para remediar esta situación se empeña en que se concluya el megaproyecto hidráulico de El Zapotillo, que incluye el acueducto a León; pero por otro lado su propuesta de vender las Villas Panamericanas para uso comercial-inmobiliario condena a una micro-cuenca a perder su función como recarga de agua para la ciudad. Es una insensatez. Por un lado pretende traer agua de un lugar a 150 kilómetros, y por otro se apuesta por dañar una zona de recarga que ya está en la ciudad y que no cuesta un peso mantenerla.

Si al gobernador de verdad le interesara satisfacer las necesidades de agua para la Zona Metropolitana de Guadalajara, y del resto del estado, debería suspenderse la venta de las Villas Panamericanas para uso habitacional o de cualquier otra índole y cancelar también el megaproyecto de El Zapotillo que implica la absurda apuesta por trasvasar agua entre distintas cuencas hidrológicas (Río Verde, León, Valle de Atemajac), lo que supone enormes costos económicos, ambientales y sociales.

Debe impedirse que los intereses privados por hacer un jugoso negocio estén por encima del bien común para la mayoría de la sociedad. 

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