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* La lista

Si alguien esperaba sorpresas mayúsculas en la “prelista” de seleccionados nacionales para el Mundial que comienza dentro de un mes; si alguien alimentaba la ilusión de que Juan Carlos Osorio, sacándose de la manga algún as truculento, reanimara las esperanzas de que México se transformara, ipso facto, en uno de los grandes favoritos del certamen, es probable —y deseable, por elemental higiene mental— que para estas horas hayan bajado de las nubes y regresado a la grosera realidad.

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No se necesitaba tener a la mano la esfera de cristal de Merlín para anticipar la casi totalidad de los nombres que Juan Carlos Osorio anunció ayer “urbi et orbi”…

Están todos los que deberían estar. Están los que habitualmente fueron convocados para los partidos de la eliminatoria. Su inclusión en la nómina se justifica plenamente: ellos consiguieron los resultados casi perfectos que permitieron alcanzar el boleto para el Mundial sin los tropiezos, angustias y sobresaltos que se volvieron habituales en varios de los procesos anteriores.

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Que el funcionamiento del equipo no haya convencido a muchos “expertos” es, al final de cuentas, problema de ellos. Que Osorio pusiera oídos sordos a las presiones de los “entendidos” para definir un cuadro titular y tratara de mantenerlo en la medida de lo posible; que optara sistemáticamente por las famosas “rotaciones”, a partir de la premisa de que todos los jugadores convocados podrían ser utilizados en función de las necesidades que el análisis de las características de los rivales detectara el entrenador, demostraron, al final de la película, que los métodos del técnico colombiano, heterodoxos y todo, tuvieron la eficacia de que carecieron los ortodoxos a que se suscribieron casi todos sus predecesores (Bora, Mejía Barón, Meza, “Chepo” de la Torre, etc.).

Los números de la “era” de Osorio son contundentes; los resultados, indiscutibles.

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La presencia mayoritaria de los jugadores que militan en equipos europeos o estadounidenses (15 contra 13 que juegan en México) está a tono con los parámetros de otras selecciones, como las de Brasil y Argentina… con la diferencia de que aquí no hay “extraterrestres” como pudieran serlo —botones de muestra obligados— Neymar y Messi.

En la cacareada “prelista” no hay, en suma, nada que modifique el panorama que parece claro desde el sorteo de los grupos: sombrío para el quinto partido… que, como un milagro no suceda, casi seguramente quedará para mejor ocasión.

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