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* La consigna

Juan Carlos Osorio tuvo la fortuna de que solamente una vez, en su ciclo como técnico nacional en México, vivió la experiencia de enfrentarse a Chile, resuelta con un catastrófico 7-0 adverso; la del actual entrenador nacional, Gerardo Martino, no tener que enfrentarse con frecuencia a Argentina, y exponerse a que le repitan el humillante 4-0 de hace dos meses en San Antonio.

Martino sabe, pues, que si los dueños de equipos de Primera División acceden a su propuesta de externar ciertas inquietudes y aportar algunas sugerencias en beneficio de la Liga, de los equipos y del futbol mexicano en general, no tendrá que enfrentarlos con el rabo entre las patas, como suele decirse. Toda vez que sus números al frente del “Tri” son positivos, y de que su conducta y sus ocasionales declaraciones corresponden al prestigio de seriedad, experiencia, profesionalismo y conocimiento de causa de que llegó precedido, es de suponerse que sus conceptos serán escuchados con atención, y sus recomendaciones, debidamente ponderadas.

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Prudente como ha sido siempre, Martino, en sus declaraciones sobre el tema, ha sido mesurado…

Ha dicho, sin faltar a la verdad, que “todos -críticos y aficionados- están de acuerdo en que la cantidad de (jugadores) extranjeros (en los equipos mexicanos) es excesiva”. Se infiere, por tanto, que sumará la suya -con el correspondiente argumento de autoridad- a las voces que se han pronunciado por realizar enmiendas en esa materia; por modificar el Reglamento de Competencia, al efecto de asegurar una mayor presencia de jugadores mexicanos… sin dejar de considerar las legítimas prioridades de los empresarios que están detrás de los equipos: la calidad intrínseca del espectáculo y la correspondiente rentabilidad de los “clubes”, tangible en patrocinios, derechos de transmisión, taquillas y esquilmos en los estadios, venta de camisetas y souvenirs, etc.

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En nombre de esa misma prudencia, Martino “toreó” las inquietudes de los reporteros acerca de los jugadores de la Selección Sub-17 -finalista del Mundial de su categoría- que “merecerían” la alternativa en la Selección Grande… Todo a su tiempo; primero, que se ganen en sus equipos el lugar que aún no tienen; después, que se lo ganen en la Selección.

Hoy, por lo pronto -obvia decirlo-, la consigna, por no decir la obligación inexcusable, es conseguir la nota aprobatoria, tanto en la cancha como en el marcador, en el examen ante Bermudas. Así sea.

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