* Jornada festiva
Sin la menor intención de estropearle la fiesta a nadie, convendrá advertir que “una golondrina no hace verano”…
La jornada inaugural del Torneo de Clausura fue, para los más fervientes seguidores de Atlas y Guadalajara —por orden de aparición, como en el teatro—, una prolongación de las fiestas decembrinas. Una jornada poco usual en el medio, de un tiempo a esta parte, considerando que los últimos han sido, en materia de futbol, Años de Vacas Flacas, a diferencia de tantos de Vacas Gordas como hubo en el pasado.
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Nunca se sabrá qué hubiera sucedido en circunstancias normales. La victoria del Atlas sobre el Cruz Azul, en todo caso, fue propiciada, en gran medida, por la expulsión de Pineda…
Lo que le pasó al América ante el Monterrey en la reciente Final del Torneo de Apertura, se replicó el sábado en el Azteca. La discusión sobre si esa tarjeta roja fue incorrecta o no, sale sobrando. Por una parte, el VAR avaló la decisión arbitral. Por la otra, probablemente habría habido más censuras para el silbante si no hubiese sancionado ese lance tan drásticamente como lo hizo.
El caso fue que dejar a los “Cementeros” en inferioridad numérica durante una hora, permitió a los rojinegros adueñarse de cancha y pelota, porfiar, dar la voltereta a un marcador que desde temprano les era adverso… y burlar el sombrío vaticinio que comenzó a acuñarse en los primeros minutos, en el sentido de que aquello no auguraba nada bueno.
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Con el Guadalajara, a continuación, se dio el primer paso —previsible, por lo demás, porque Ciudad Juárez no es de los rivales que espantan el sueño— en el sentido que auguran sus incondicionales…
Quedó flotando en el aire un sentimiento de frustración, un poco porque dio la sensación de que el encuentro era propicio para ganarlo con más amplitud; de que los rayados jugaron por momentos a medio gas; otro poco porque Vega, Brizuela, “Chofis” y Macías malograron sendas claras oportunidades de acrecentar la ventaja; y, finalmente, porque muchos aficionados se apersonaron en las gradas animados por el buen deseo de ver en acción al “nuevo Guadalajara”, radicalmente diferente al del torneo anterior.
Es probable que casi todos los refuerzos adquiridos para este certamen terminen siendo titulares… pero Luis Fernando Tena optó por la fórmula más sensata, aunque menos espectacular, para llegar a ello: hacerlo gradualmente.