Ideas

* Héroes… y villanos

Héroes en otras ocasiones, Barovero y Saldívar fueron ahora los villanos de la historia.

Los porteros de Monterrey y “Pumas” desempeñaron el nada envidiable papel de “chivos expiatorios”. Sus errores, traducidos en goles, despejaron el camino al Cruz Azul, en el caso del primero, y del América, en el segundo. Sus pecados, que llevaron como penitencia la derrota de sus equipos, aniquilaron la posibilidad de que el Torneo de Apertura tuviera protagonistas sorpresivos en el desenlace. Sus yerros mayúsculos acomodaron las piezas para que el certamen tenga la Final prevista en el consenso de los expertos... y deseada -por la popularidad de los equipos- por la mayoría de los aficionados.

*
El sábado, Barovero, ordinariamente muy seguro de manos, soltó balones que normalmente resuelve con relativa facilidad. Una de sus pifias propició el penalti desperdiciado por Caraglio, quien ya había fallado, en remate frontal,  un gol “cantado”. La otra dio la revancha a su compatriota, envuelta para regalo, al dejarle el balón a su merced y el marco desguarnecido.

El resultado, por lo demás, fue justo porque el Cruz Azul conjuró el riesgo de que un gol del Monterrey, como visitante, lo obligara a hacer tres, merced a un trabajo defensivo casi perfecto ante una línea ofensiva que, en el papel, parecía temible.

*

Lo de ayer fue una masacre. Saldívar franqueó el zaguán de los “Pumas” con tres pecados mortales que costaron sendos goles. El primero, en los albores del encuentro, con un “puente trágico” a disparo de Ibarra; el tercero, al jugar el balón con los pies, en el área, regalárselo a un rival, y dejar, como Barovero la víspera, el zaguán abandonado; y el sexto, al cometer, “al alimón” con Arribas, el penalti que Aguilera convirtió en gol con un trancazo inapelable.

El América, por lo demás, con las cifras de la victoria, no se limitó a conseguir el boleto para la Final: dio el golpe de autoridad que lo convierte, ipso facto, en gran favorito para las batallas decisivas.

*
Todo eso, mientras la inédita “final europea” de la Copa Libertadores se resolvía en Madrid con una victoria de River Plate sobre Boca Juniors, con un futbol áspero, pero con una dosis excepcional de intensidad y dramatismo, y con repercusiones -de euforia unas, de dolor otras- en Buenos Aires, destinadas a convertirse en tópico… por los siglos de los siglos.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando