* “Guerra civil”
Hace dos semanas se hablaba de “el Clásico que mueve al mundo”, en alusión al duelo que enfrentaría a Barcelona y Real Madrid; ahora se habla de “la Superfinal de la Copa Libertadores”: la que hoy disputarán, en el partido de ida, Boca Juniors y River Plate.
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Por la popularidad que Barcelona y Real Madrid han alcanzado a nivel mundial en los últimos años, merced, sobre todo, a la presencia en sus filas de astros de primerísima magnitud como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo -recientemente transferido al Juventus-, es probable que los enfrentamientos entre los dos históricos más grandes de España generen más expectación que cualquier otro duelo futbolístico…
Sin embargo, por los múltiples y complejos componentes de una rivalidad que no sólo rebasa sino desborda torrencialmente todos los límites de la pasión, es muy probable que la contienda que mejor acomoda a la definición que hiciera el humorista Jardiel Poncela, al calificar al futbol como “el bacilo de la guerra civil”, sea un partido entre Boca y River. Y más, mucho más, en las circunstancias en que se dará el que hoy presentará el primer acto.
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No hay punto de comparación, al decir de los entendidos, entre la rivalidad que genera un Milan-Inter en Milán, un Flamengo-Fluminense en Río de Janeiro, un Sao Paulo-Corithians en Sao Paulo, un Peñarol-Nacional en Montevideo o un Guadalajara-América en México, por poner unos cuantos botones de muestra, y la que provoca un Boca-River no sólo en Buenos Aires sino en toda Argentina.
En el aspecto futbolístico, hay serias dudas de que los dos encuentros entre los rivales que mantienen una rivalidad centenaria, resulten brillantes. Es demasiado lo que va de por medio para suponer que los privilegiados espectadores que acudan a los estadios, los millones de “hinchas” que tendrán que resignarse a seguirlo a la distancia, y, por supuesto, los propios jugadores, concuerden en que se trata, al fin de cuentas, de “sólo un juego”.
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Para los argentinos -cuestión de idiosincrasia-, un Boca-River es un asunto vital; sobre todo por la dimensión que ha alcanzado esta edición del “Clásico”, ya que va de por medio la hegemonía en todo el continente, es un juego, sí… pero más parecido a la ruleta rusa que al futbol, porque la derrota tendrá, para el que la sufra, más trascendencia que la victoria, para el que la alcance.