Ideas

* Fortaleza... y debilidad

Cuando Matías Almeyda, antes, y José Saturnino Cardozo, ahora, externaban su confianza en “la capacidad del futbolista mexicano”, más que una profesión de fe o una declaración de principios, emitían una frase de circunstancias.

Ambos, siendo extranjeros, entendieron a la perfección, cuando iniciaron las negociaciones que los convirtieron en técnicos del Guadalajara, que la filosofía mexicanista era una de las principales fortalezas del equipo… pero también una de sus mayores debilidades. Fortaleza, porque es una de las claves de su popularidad. Y debilidad, porque es un hándicap sistémico del equipo.

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Ni Almeyda, de quien ahora se magnifican los títulos conseguidos por las “Chivas” durante su gestión, pero se soslayan los torneos en que no consiguieron clasificar a la “Liguilla”, ni Cardozo, a quien ahora los fanáticos pretenden endosar la factura de los platos de la vajilla rojiblanca que se han roto en las últimas semanas, iban a reconocer nunca -abiertamente al menos- que el Guadalajara, en todos los campeonatos en que participa, da ventajas a todos sus rivales al incluir exclusivamente jugadores nacionales en sus alineaciones.

Si los futbolistas son la materia prima de todos los equipos -verdad de Perogrullo-, los equipos mexicanos que tienen en sus filas a Ángel Mena, Brian Fernández, Funes Mori, Gignac, Leonardo Ramos, Nico Castillo, Franco Jara, Sanvezzo, Furch o Bolaños, por mencionar únicamente delanteros y por sacar sus nombres exclusivamente de la lista de los que parten el queso en el rubro del goleo individual, tienen más perspectivas que el que depende, en ese rubro, de jugadores como Alan Pulido o Alexis Vela. Allá hay jugadores (los tres primeros) con un promedio de casi un gol por partido; acá la cuota “goleadora” es de apenas tres anotaciones en once jornadas cumplidas; su promedio, de 27 centésimas de gol por partido.

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Para que volviera a ser -como en los años dorados del “Campeonísimo” al que corresponde la mayoría de sus títulos- el gran protagonista de las competencias domésticas, el Guadalajara tendría que tener al mejor jugador mexicano en cada puesto; ser, en otras palabras, virtualmente una selección nacional: algo casi imposible en la práctica, especialmente ahora que muchos futbolistas mexicanos optan por equipos del Primer Mundo… y muy probablemente inoperante, además, porque ni siquiera esos jugadores son, en general, del nivel de los que aquí hacen la diferencia a favor de los equipos grandes.

Así que…

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