* “Estaba escrito”
Pues sí: “Con estos bueyes hay que arar”… y contra estos adversarios hay que jugar.
Lo primero -dicho sea con todo respeto-, por el predicamento en que se vio envuelto el flamante técnico nacional, Gerardo Martino, de tener que prescindir de media docena de jugadores que normalmente habrían sido convocados para la Copa América pero solicitaron ser relevados aduciendo lesiones o motivos personales; y, como se apuntaba aquí en días pasados, tomar providencias para cazar con gato, ante la imposibilidad de hacerlo con perro. Lo segundo, porque debutar en el certamen -en que participan los representantes de la Concacaf, correspondiente a los arrabales del mapamundi futbolero- con una goleada sobre Cuba, en nada contribuirá a que México escale posiciones en el tabulador mensual de la FIFA… como tampoco lo harán las que previsiblemente se conseguirán en la primera ronda, porque ni Canadá ni mucho menos Martinica tienen con qué quitarle el sueño a los tricolores.
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El 7-0 de la otra noche fue la versión futbolera -con la venia de García Márquez- de la Crónica de una Muerte Anunciada.
Si el 7-0 adverso de México ante Chile en la Copa América-Centenario de hace tres años fue un desgraciado accidente del deporte, el del sábado en Pasadena debió tomarse con la mayor naturalidad del mundo. Servirá, ciertamente, para revalidar la calidad de favorito con que llegó México al certamen… pero en manera alguna dará pie a que en el mundillo del esférico empiece a correrse la versión de que los mexicanos, ahora con el “Tata” como timonel, se transformaron en gigantes que se comen crudos a los niños.
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México, dígase en contra todo lo que se quiera, tiene una de las mejores Ligas del continente, y produce jugadores de exportación… aunque aún no haya surgido ningún Messi, ningún Suárez, ningún Neymar de factura mexicana. Cuba, en tanto, difícilmente tiene representantes en ligas centroamericanas, porque sus equipos son absolutamente amateurs, y porque en la isla caribeña el beisbol es, con mucho, el deporte nacional.
Los siguientes compromisos del “Tri” en la primera ronda serán sendos paseos. El del miércoles, ante Canadá, exigirá, casi seguramente, más aplicación y más esfuerzo que el del sábado; el siguiente, ante Martinica, necesariamente tendrá que resolverse como el anterior: con una victoria desahogada… aunque tampoco servirá para que nadie proclame, al cabo, que las armas nacionales se han cubierto de gloria.