Ideas

* Ecos

Aunque reditúan tres puntos, como todas, las victorias en los “clásicos” saben mejor. Y aunque son tan amargas como casi todas sus hermanas, las derrotas en los “clásicos” duelen más.

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Al margen de que se cumplieron las previsiones favorables al Guadalajara por los antecedentes de los dos equipos, fue una pena que la fiesta que todo partido de futbol pero principalmente todo “clásico” debiera ser, se viera contaminada por dos episodios…

Uno, como epílogo de una contienda deportiva que debería desarrollarse dentro de la línea de respeto a las reglas del juego y al adversario, la violencia en la tribuna. Hasta donde pudo apreciarse –imposible precisarlo porque al no haber detenido la policía a uno solo de los rijosos no se conocieron las versiones de los actores de la zacapela—, fueron “barristas” de los dos equipos los protagonistas de una batalla campal en que no hubo esta vez, al parecer, mayores estropicios.

Ya se verá si las tomas de las cámaras de seguridad o los videos difundidos en las redes sociales, permiten que los dirigentes de los clubes apliquen algún correctivo a los miembros de los “grupos de animación” que ellos mismos alientan y aun auspician, y que no se caracterizan precisamente por acogerse a los valores y principios de conducta que, en teoría, promueven los clubes deportivos.

El otro, la falta de respeto del club anfitrión, en la medida en que haya sido suya, y no del locutor del sonido local, la iniciativa de aludir al Guadalajara, con intención peyorativa, como “el equipo de Zapopan”… aunque, en sentido estricto, ambos lo sean.

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En el aspecto futbolístico, la balanza se inclinó, desde la primera parte, a favor del equipo más ordenado a la defensiva y más contundente a la ofensiva y que más progresos ha hecho en lo que va del torneo. El barómetro del partido que sería la actividad de los porteros, por lo demás, sugiere que las “Chivas” hicieron trabajar más a Camilo Vargas que los rojinegros a Toño Rodríguez.

Adicionalmente, no fue precisamente que el VAR decidiera las expulsiones de Vega, del Guadalajara, y Nervo, del Atlas, desde el primer tiempo, o perdonara la tarjeta roja a Beltrán, de las “Chivas”, en el segundo, sino que dio al silbante –Jorge Isaac Rojas— elementos de juicio para tomar decisiones que, al final de cuentas, no gravitaron en el desarrollo del encuentro.
 

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