* Cuentas alegres
Lo dijo José Saturnino Cardozo tras su cese como técnico del Guadalajara:
- Se me ha criticado por la estrategia aplicada en algunos partidos… pero los partidos de futbol no se ganan con estrategia: se ganan con la calidad de los jugadores.
Lo dijo Robert Dante Siboldi, el lunes, al difundirse la noticia de su renuncia como entrenador del Veracruz:
- En el plantel había la convicción de que el planteamiento que preparamos para jugar contra el Pachuca, nos permitiría ganar el partido.
Como dijo alguna vez Carlos Miloc (quien habrá visto, desde el cielo, cómo el Veracruz perdía por 9-2 ante los “Tuzos”):
- El futbol nos daría menos decepciones… si el desempeño del adversario estuviera en nuestras manos.
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Viene al caso todo lo anterior por las declaraciones de los dos equipos tapatíos, de cara a sus compromisos inmediatos: de Leandro Cufré, porque asegura tener “una estrategia preparada” para que el Atlas, décimo quinto del tabulador, le haga daño al líder León -en su casa, además-… no obstante que los verdes han despachado con las manos vacías a todos sus rivales (Querétaro, Cruz Azul, América, Toluca, “Pumas”, Santos, Lobos-BUAP, Veracruz, Morelia, Necaxa y Puebla, por orden de aparición, como en el teatro) en sus últimas once salidas. Y de Tomás Boy porque, sin dejar de reconocer que el tema del descenso estará vigente en la próxima campaña, todavía se da el lujo de sacar las cuentas alegres de La Lechera con respecto a las perspectivas del Guadalajara para los partidos contra Puebla, León y “Tigres”.
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Un entrenador no puede darse por vencido antes de ningún partido, por complicado que parezca… pero tampoco cantar victoria antes de jugarlo, por propicio que se vislumbre. Su trabajo, cuando las circunstancias son adversas, consiste en preparar a sus jugadores para enfrentar cada encuentro a base de esfuerzo, disciplina… y alguna estratagema sorpresiva que permita torcerle el cuello al cisne de la lógica, aun en el entendido de que las probabilidades de que las cosas sucedan a la medida de su gusto serán escasas.
Lo que esta vez llama la atención, en ambos casos, no es tanto que transmitan a sus jugadores la consigna de que -parafraseando al poeta argentino Pedro Bonifacio Palacios, “Almafuerte”- “No se den por vencidos ni aun vencidos”, cuanto que lo digan públicamente, corriendo el riesgo de que los hechos les tapen la boca.