* “Chapulines colorados”
“Cuando un equipo se muere -reza un proverbio futbolero-, el técnico es el culpable”. Otro adagio indica que cuando un equipo no funciona de conformidad con los deseos, a veces desorbitados, de sus dirigentes y las exigencias (ídem) de sus simpatizantes, se aplica, ipso facto, el Artículo Primero de la Ley de Hilados y Tejidos: “La hebra siempre se revienta por lo más delgado”.
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Cero y van seis entrenadores cesantes en apenas ocho fechas cumplidas del Torneo de Clausura…
Roberto Hernández, del Morelia, fue notificado formalmente de su despido tras la derrota, doblemente dolorosa, ante el Querétaro: primero, por el marcador (3-0) para el que no valen atenuantes: ni los próximos, como la expulsión de un jugador del equipo michoacano o lo dudoso de uno de los dos penalties marcados en su contra; ni los remotos, como que el plantel de los “Monarcas”, lejos de reforzarse, se debilitó para este torneo; y segundo, porque los “Gallos” habían sido coleccionistas contumaces de derrotas en las siete primeras fechas del certamen.
Hernán Cristante, del Toluca, pagó, con el despido, la penitencia a dos pecados capitales, imperdonables para un equipo con el “pedigrí” de los “Diablos Rojos”: la escandalosa derrota dominical ante Santos Laguna, por 4-0, y ocupar el peldaño número 15 del tabulador; algo vergonzoso si se repara en que tanto el historial como las inversiones que supuestamente robustecían al equipo, lo obligaban a codearse con la realeza; no con la chusma.
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Los técnicos que llegan como émulos del “Chapulín Colorado”, a rescatar a los equipos que naufragan, tienen en sus respectivos historiales experiencias como las que acaban de vivir Roberto y Hernán. Martín Palermo, con el Pachuca, y Bruno Marioni, con los “Pumas”, argentinos ambos, viven sus primeras experiencias en equipos mexicanos de Primera División. “Chelís” Sánchez Solá, con el Puebla, y Víctor Vucetich, con el Querétaro, en tanto, reciben del futbol y de la vida “otra oportunidad”, después de haber sufrido fracasos señalados en experiencias precedentes… como es probable que a Hernández y a Cristante -lo mismo que a Enrique Meza y Rafa Puente del Río, recientemente defenestrados también-, el deporte les dé la revancha.
Después de todo, los resultados, en el futbol, no dependen tanto de la sabiduría de los entrenadores, cuando de la disposición de los jugadores para poner su esfuerzo y su talento al servicio del equipo.