* Boy… y Jémez
Hace una o dos semanas, cuando el Guadalajara perdió dos partidos que parecían propicios para ganarlos -ante Morelia y Puebla, recuérdese-, la factura de los platos rotos se endosó, en buena medida, a Tomás Boy: si se le contrató como “bombero” y su equipo no fue capaz de ganar los partidos “ganables”, malo…
Ahora, en cambio, cuando las “Chivas” le pusieron el cascabel no al gato sino al León -literalmente-, despedazando los pronósticos, el mérito se atribuye, en buena medida, al técnico.
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“Opinar sólo con el argumento del resultado es demasiado sencillo. El que opina en función de los resultados nunca se equivoca”…
La frase corresponde a una entrevista (“El País”, IV-28-19) con Paco Jémez, ex entrenador del Cruz Azul y actual del Rayo Vallecano, publicada la víspera del partido que su equipo ganó, el domingo, al Real Madrid. Ese resultado desmintió la generalidad de las previsiones, porque el Rayo, equipo modesto, pelea en la zona de descenso, y porque el rival obliga a subordinar el pronóstico a la máxima de que “más tiene el rico cuando empobrece que el pobre cuando enriquece”… aunque el Madrid actual está a 15 puntos del Barcelona que acaba de coronarse en La Liga española.
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En ambos casos hay un punto en común: los jugadores del equipo que a la postre saldría ganador, no salieron a la cancha con complejo de inferioridad. Tenían conciencia de la superioridad del adversario, pero creyeron en el plan de juego dispuesto por su entrenador para reducir el espacio de la lógica a incrementar el de la sorpresa.
“En el futbol -decía Jémez en la misma entrevista-, lo más importante es que en todo momento el jugador sepa lo que tiene que hacer. Eso le da tranquilidad”… En el caso de las “Chivas”, esa tranquilidad fue notoria en los momentos en que el árbitro consultaba con el VAR si marcaba penalti a favor del León en el primer tiempo, y en los que siguieron al transitorio empate de los verdes.
Además, claro, de que siempre será más fácil entrar a la cancha con la consigna de defender, de destruir, de cerrar espacios para dificultar el tránsito y la circulación de la pelota por parte del adversario, que hacerlo con la necesidad o la obligación de tomar la iniciativa -lo que implica correr riesgos- para sacar el resultado.