Ideas

* Baladronada

Cualquiera diría que si el Guadalajara acaba de vivir la experiencia de imponerse, en forma rotunda y categórica, al Seattle Sounders, y los “Tigres”, a su vez, la de caer ante el New York Red Bull, en cotejos correspondientes a la Liga de Campeones de la Concacaf, ni caso tiene que tapatíos y regiomontanos se vean las caras, como está previsto en el calendario del Torneo de Clausura, mañana sábado en el feudo de las “Chivas”.

(Como sugirió Mafalda, la de las tiras cómicas, cuando la maestra anunció que ese día habría examen: “¿Y no sería mejor, digo yo, evitar un inútil derramamiento de ceros…?”).

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Como era de esperarse, el dueño del juguete rojiblanco no se quedó con las ganas de pasar del triunfo —meritorio, ciertamente, pero nada que repercutiera por todos los confines o que compitiera con los que el mismo día consiguieron, con marcadores similares, el Barcelona sobre el Chelsea y el Bayern Munich sobre el Besiktas de Turquía en la Champions League— a la baladronada: su sueño, no por legítimo menos disparatado, de hacer del Guadalajara “el mejor equipo, primero de México, y después del mundo”…

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En lo que se dan los pasos orientados a hacer realidad ese sueño, convendrá, a riesgo de hacerla de aguafiestas, matizar la victoria que dio pie a comentarios tan desorbitados como el apuntado…

Sin ánimo de demeritar su triunfo, hay que decir que el Seattle Sounders, la noche del miércoles, no metió ni las manos. Si el sistema de competencia le permitía acariciar la esperanza de seguir con vida en la misma si hubiera anotado un gol, que habría presionado sicológicamente a los rojiblancos por el valor adicional que tiene el gol de visitante, nunca hubo indicios de que el equipo estadounidense trajera la intención de jugar esa carta… ni de que tuviera argumentos futbolísticos para conseguirlo.

Lo suyo fue cerrar espacios —con una gran atingencia táctica, hay que reconocerlo— y confiar en que el Guadalajara mostraría la inoperancia que ha sido la marca de la casa en el anterior Torneo de Apertura y en el actual de Clausura, para preservar la ventaja adquirida en el partido de ida.

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Del desenlace de la historia no se deduce, pues, que el Guadalajara se haya transformado, de la noche a la mañana, en una aplanadora… pero sí que el Sounders fue un equipo avaro, acomplejado y mediocre. 

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