* Argentina, sinodal
Hay que decirlo sin eufemismos: que Argentina sea el sinodal en turno, confiere al examen que por partida doble solventará la Selección Mexicana, en calidad de visitante, una dimensión muy especial…
Para empezar, por todo lo que el futbol argentino representa históricamente y por lo que significa particularmente para el mexicano, sería ingenuo apuntar que se trata, sin más, de llenar de cualquier manera el expediente de la Fecha FIFA en turno. Igualmente sería ingenuo señalar que el valor de uso de los dos partidos se limita a dar minutos a los jugadores llamados como candidatos para el relevo generacional obligado de cara al próximo Mundial y a la eliminatoria previa.
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Por más que la doble confrontación es un excelente pretexto para sacar a relucir los tópicos inevitables, es innegable la influencia que el futbol argentino ha tenido sobre el mexicano…
Si en la prehistoria -llamémosla así- de éste fue obvia la contribución del futbol español por la presencia del España y el Asturias en México, propiciada por el éxodo que generó la Guerra Civil, desde el advenimiento del profesionalismo la presencia de jugadores y entrenadores argentinos en los equipos mexicanos ha sido por demás significativa.
Su peso específico está fuera de toda discusión. Bastaría, para comprobarlo, con repasar la lista de los campeones de goleo que ha habido en México (Carrera, Lara, Rolando, Outes, Caballero, Marioni, Vuoso, Moreno, Villa, Boselli y alguno que se esconda en el tapanco de la memoria); la de los técnicos que han sido campeones aquí (Palomini, Casullo, Valdatti, Scopelli, “Zurdo” López, La Volpe, Passarella, Mohamed, Almeyda…), y la de jugadores argentinos, nacionalizados mexicanos, que llegaron a la Selección (Lara, Caballero, Vuoso, “Guille” Franco, Lucas Ayala, Damián Álvarez, “Chaco” Giménez). Además, claro, del directorio que podría integrarse con los nombres de cientos de técnicos y jugadores argentinos que dejaron honda huella prácticamente en todos los equipos mexicanos o que incluso echaron raíces en México.
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Más allá del buen deseo de que los dos partidos en puerta cumplan con los propósitos planteados; de que sean útiles para que los jugadores mexicanos convocados esta vez justifiquen su llamado, y de que resulten agradables para los espectadores -aun a sabiendas del escaso poder de convocatoria del futbol mexicano para los aficionados argentinos-, queda claro a quién corresponderá, en este caso, el rol del alumno… y a quién el del maestro.