* Aquella “debacle”
Más allá de los temores de algunos y de los buenos deseos de otros, ni es de temerse que el 7-0 adverso de hace dos años ante Chile se repita esta noche, ni es probable que haya, por parte del “Tri”, una revancha cabal de aquel episodio…
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Aunque los fantasmas se resisten a disiparse y aunque para muchos analistas es difícil quitarse las telarañas de las entendederas, es posible que los más de dos años transcurridos desde “la debacle de Santa Clara” -como la calificaron sus más delirantes cronistas- hayan bastado para entender que, aun cuando su recuerdo constituya una pesadilla recurrente para algunos analistas, aquel episodio debe dimensionarse objetivamente como lo que fue: un accidente del futbol.
Algo similar -por recurrir a la analogía casi inevitable- al triunfo de México sobre Alemania en el reciente Mundial de Rusia. En un caso, nadie creyó que pudiera ser tan aplastante la probable superioridad de Chile sobre México; y en el otro, había consenso en que México podría ganarle a Alemania una de cada diez ocasiones en que se enfrentaran… y lo hubo en que esa vez se honró la excepción que, al decir de los entendidos, confirma la regla.
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Ponderado así el doloroso (para México) antecedente de la Copa América Centenario de 2016, lo deseable será dar vuelta a la página. No olvidar el episodio, desde luego... pero sí entender que no viene al caso poner una sobrecarga de responsabilidad sobre las espaldas de los actuales integrantes de la Selección Mexicana. Que así como no se trataba -como llegó a “exigirse” en algunos medios- de quemar en leña verde a Juan Carlos Osorio y declarar traidores a la patria a Ochoa, Aguilar, Araujo, Moreno, Layún, Dueñas, Lozano, Guardado, Herrera,
“Tecatito”, “Chicharito” (más Reyes, Jiménez y Peña que entraron en cambios), tampoco se trata de dar a los integrantes de la generación de reemplazo, convocada por “Tuca” Ferreti, la encomienda de ver el partido de esta noche en el estadio La Corregidora, de Querétaro, como una oportunidad de vengar la deshonra supuestamente sufrida aquel 18 de junio de 2016.
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Ni hace dos años sucedió nada que pusiera el honor patrio por los suelos -el futbol sigue siendo, en lo esencial, nada más que un juego-… ni esta noche, aunque se produzca la deseable victoria del “Tri”, las armas nacionales se cubrirán de gloria.