Ideas

* Amuletos eficaces

Gerardo Martino llegó al puente de mando de la Selección Mexicana, según todos los indicios, con una pata de conejo en un bolsillo, una herradura en el otro y un trébol de cuatro hojas en cada mano…

Si en su debut, el viernes, el Tri burló todos los pronósticos al poner a Chile en la lona, con un rotundo 3-0, para alzarse finalmente con la victoria por 3-1, anoche fue sorprendente que a los seis minutos de partido le clavara a Paraguay el primero en la frente, el segundo en la boca a los nueve y el tercero en el pecho a los 24, para adquirir una ventaja temprana, tan amplia que hizo nugatoria la reacción que el adversario tuvo en el segundo tiempo.

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La “era” del “Tata” como técnico del “Tri” comenzó, pues, con números casi perfectos: sendas victorias en los dos compromisos iniciales, y una eficencia a la ofensiva, inusual en los equipos mexicanos, más acostumbrados a las críticas por su ineficacia en ese departamento, que a los elogios por su capacidad para generar acciones ofensivas nítidas… y, sobre todo, para aprovechar, como sucedió esta vez, casi todas las que se elaboran.

Sería impropio, empero, por prematuro, establecer que con Martino llegó una revolución al “Tri”. Sería insensato dar por descontado que esa será, en lo sucesivo, la tónica del seleccionado mexicano. Sería ingenuo anunciar, urbi et orbi, que México será, en lo sucesivo, una trituradora.

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Hubo en los dos ensayos iniciales, elementos para distribuir generosamente calificaciones aprobatorias, tanto en lo individual como en lo colectivo. Puede encomiarse el orden, el esfuerzo -“la actitud”, dicen por ahí-, la disciplina táctica; la ya señalada contundencia, sobre todo.

Deben ponerse, en compensación, algunas observaciones en las hojas de servicio de varios jugadores que se quedaron por debajo de las expectativas o cometieron errores muy puntuales. Anoche, en concreto, México, paradójicamente, menguó en el funcionamiento colectivo, cuando Paraguay se quedó con diez. ¿Creyeron los tricolores, acaso, que el 3-0 les garantizaba que ya tenían al rey por las orejas…?

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En lo individual, Lainez y Alvarado evidenciaron más voluntad que acierto: corrieron mucho y jugaron poco; Araujo y Layún propiciaron el primer gol paraguayo, con desubicaciones posicionales; Sánchez facilitó el segundo al perder un balón en zona de seguridad; Gudiño dio la sensación de que pudo haber hecho más en las dos anotaciones.

Así que…

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