* Al patíbulo
Ni modo… A alguien tenía que tocarle la rifa, y Leandro Cufré tuvo el dudoso honor de encabezar la lista de entrenadores que marchan al patíbulo (simbólico, felizmente) del desempleo y el descrédito en el aún incipiente Torneo de Clausura.
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El argumento determinante de la continuidad de Cufré en el Atlas tras el precedente Torneo de Apertura fue el buen deseo de sus dirigentes, no de ponerlo de patitas en la calle pese a que ni el desempeño en la cancha ni los números fueron convincentes, sino de darle, por el contrario, la consabida “otra oportunidad”.
Si llegó al cargo, en marzo del año pasado, en calidad de “bombero”, luego de cinco derrotas consecutivas del equipo bajo el mando de Guillermo Hoyos en el Clausura 2019, y se le ratificó para el siguiente torneo, seguramente se pensó: 1) en su pasado como jugador del Atlas; 2) en su identificación con el club; 3) en su proceso de maduración como entrenador; 4) en la ingerencia que posiblemente tuvo tanto en la depuración del plantel como en la selección de refuerzos para el campeonato en curso; 5) en la relativa tranquilidad de que no habrá descenso al final de la presente temporada, y 6) en los proyectos que seguramente hizo de manera conjunta con sus dirigentes.
Y si, a despecho de todos esos argumentos, se tomó la decisión anunciada el miércoles, fue, seguramente, primero, porque los resultados fueron adversos; y segundo, porque dichos resultados no fueron accidentes del futbol, sino reflejo de las evidentes insuficiencias del equipo.
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En el cese de Cufré como timonel del Atlas no aplica, pues, la declaración de Javier Aguirre (“El País”, I-31-20), técnico —mexicano, recuérdese— del Leganés, en vísperas de la derrota de ayer (5-0) ante el Barcelona, a propósito del reciente despido de Ernesto Valverde como entrenador del Barsa: “Tenía al equipo líder en LaLiga, además de tenerlo de pie en Champions y Copa. ¿Cuál es el argumento para echarlo? (…). Después de lo visto con el Barça, queda claro que nuestro puesto vale poco”.
Diez victorias, tres empates y 15 derrotas en la Liga, más la eliminación en la Copa tras la derrota del martes, más un entorno adverso y un vestidor desmoralizado constituyen el expediente del paciente del que se hará cargo Rafa Puente del Río. No en terapia intensiva, ciertamente…, pero sí en situación de crisis.