- Violín... y violón
Como anécdota, pasa. Que de repente, ayer, se abriera un socavón en plena Avenida (o Paseo, como se prefiera) Alcalde, frente a la Casa de los Perros, a unos pasos del templo de San José de Gracia, unos metros encima del túnel por el que a fines de este mismo año -dicen- empezarán a circular los convoyes de la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano, y que el hoyanco se tragara, sin hacer gestos, una máquina excavadora, alimenta la fantasía y echa a volar el gusto de los tapatíos por el humor negro…
-¿Ya ven que sí es verdad que en la Casa de los Perros hay espíritus chocarreros? -dirán, sentenciosos, los más ancianos de la comarca.
-…¿Y que hay quien dice que de noche se aparece el huapanguero -añadirán otros, aludiendo a Rogaciano, el de la canción.
-II-
Chistoretes aparte, el lado bueno de la noticia es que no hubo desgracias personales: no había viandantes en el Paseo, aunque el incidente ocurrió a media mañana. El operador del artefacto salió ileso, y ya podrá platicar a sus nietos que un día se lo tragó la tierra -“así, como lo oyen”-… y vive para contarlo.
El lado malo -o preocupante, al menos- estriba en que el discurso oficial, que sostenía que las obras de construcción de la Línea 3 son “de primer mundo”; que se han hecho “con todas las medidas de seguridad posibles”; que la tuneladora que practicó la excavación -a 20 y hasta 30 metros de profundidad- era (o es) una maquinaria portentosa, etc., queda en entredicho… Buenas intenciones, de las que -dicen los entendidos- “está empedrado el camino del Infierno”.
-III-
El incidente obligará a recordar varias asignaturas pendientes: las grietas reportadas por propietarios de varias fincas -incluidos el templo de San Francisco de Asís y la propia Casa de los Perros, cerrados “hasta nuevo aviso”- ubicadas en calles paralelas y transversales a la avenida; las inundaciones registradas en algunas casas vecinas del Parque Alcalde, atribuidas a que se modificó el sistema operativo de los colectores; la omisión -en la etapa preliminar de la operación de los convoyes, ciertamente- de neoprenos entre traves y columnas…
Y obligará a preguntarse, a sabiendas de que la infraestructura hidrosanitaria de Guadalajara ha dado -y presumiblemente seguirá dando- señales de envejecimiento, qué se ha hecho para asegurarse de que no, por querer darle al violín, a la hora buena se le dé al violón…