Ideas

- “Tomás el Malo”

Supongamos -“es nada más un supositorio”, diría el paisano- que se hubiera detenido (o se detuviera algún día) al joven que en las violentas manifestaciones del pasado 4 de junio a inmediaciones del Palacio de Gobierno de Guadalajara arrojó un líquido inflamable en la espalda de un policía y después le prendió fuego. ¿Habría que esperar que, agobiado por los remordimientos de conciencia por su cobardía, por el sufrimiento que causó a su víctima y por las funestas consecuencias que pudo haber tenido su bajeza, confesara su culpa, entre lágrimas y sollozos, y pidiera perdón por su ruindad…?

-II-

Las aprehensiones en que los policías detienen a delincuentes en flagrancia, los someten mediante el uso (moderado) de la fuerza y les informan que tienen derecho a guardar silencio aunque todo lo que digan puede ser usado en su contra, se dan, en el Primer Mundo…, principalmente en las películas. No hay estadísticas al respecto, pero es de suponerse que aun en los países civilizados, abundan los casos de excesos y aun brutalidad policiaca, sin llegar a extremos como el asesinato de George Floyd, en Minneapolis, que por las mismas fechas generó manifestaciones en varias ciudades de Estados Unidos y de todo el mundo.

El uso de la tortura para someter a delincuentes o como sistema en los interrogatorios, es condenable, por supuesto. Sin embargo -lo decía Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la ONG “Alto al Secuestro”-, en los interrogatorios policíacos es menester asumir una posición de dureza… sin llegar a los excesos. Los delincuentes son astutos; tienen conciencia de sus derechos, y tienden a victimizarse; ocasionalmente, ellos mismos se infieren lesiones para atribuirlas a sus captores y conseguir que se les libere.

-III-

En el caso del que fuera director de la Agencia de Investigación Criminal de la antigua Procuraduría General de la República, Tomás Zerón de Lucio -a quien se busca en el extranjero con fines de extradición a México, imputado de presenciar y tolerar la tortura de detenidos en la investigación del “Caso Ayotzinapa”-, falta ver las pruebas que se aporten o los testimonios que se consigan en su contra… aunque de momento queda claro que tanto los modales descorteses como el lenguaje vulgar que utilizó en el interrogatorio de Felipe Rodríguez Salgado (a. “El Cepillo”), filtrado el lunes a los medios, le hubieran merecido, en sus años de infancia, una severa reprimenda de su maestra de urbanidad y buenas maneras.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando