Ideas

- Tiempos mejores

Los más ancianos de la comarca podrán enriquecer el inventario de las suculencias gastronómicas que le dieron fama a la Avenida Alcalde…

A vuelo de pájaro pueden recordarse establecimientos que aparecieron desde hace un siglo. Muchos de ellos, por supuesto, desaparecieron a medida que la arteria, a fuerza de transformarse en una suerte de autopista que cruzaba por el Centro mismo de la ciudad -frente a la Catedral, nada menos-, ruidosa por el tráfico incesante de automóviles y (sobre todo) camiones, y pestilente por la contaminación generada por los vehículos, se volvió estresante y peligrosa para los peatones, repelente y hostil para los paseantes.

-II-

Además, el alejamiento de los vecinos, el vaciamiento de los barrios a consecuencia de la invasión comercial generada por la construcción de la Plaza Tapatía, en la década de los setentas del siglo pasado, volvió peligrosas las calles por las que era común que los peatones salieran a media noche de las funciones de los cines del Centro (Las Américas, Variedades, Reforma, Alameda, Avenida, Metropólitan…), y aun hicieran una “escala técnica” en cualquiera de los muchos restaurantes y cenadurías que había en el camino, antes de llegar a casa.

El catálogo de los establecimientos tradicionales sería inagotable: ante la imposibilidad de ofrecer un inventario exhaustivo, basten algunos botones de muestra rescatados del polvoriento tapanco de la memoria: desde las tortas Emiliano -en sus varios domicilios, itinerantes como fueron- hasta las de El Santuario, pasando por los buñuelos de ahí mismo, la amplia gama de “El Polo Norte”, el pozole de Castorena, el pollo de La Valentina… y, en otros horarios, las nieves de “El Gato”, precursoras -o contemporáneas, al menos- de sus similares del Parque Morelos.

-III-

Las reminiscencias vienen al caso por el anuncio de la autoridad municipal, de que, antes de que muestre a plenitud su nuevo rostro, el “Paseo Alcalde” ya tiene en cartera algunos potenciales inquilinos emparentados con la tradición tapatía en materia gastronómica.

Si, como dicen, “la función crea al órgano”, ya el tiempo dirá si, concluidas las obras y ya en operación la Línea 3 del Tren Eléctrico Urbano, el Centro -hoy por hoy intransitable- recupera su atractivo; si los turistas lo incorporan a su agenda, y si los comercios que lo convirtieron en una extensión de los mercados Libertad, Corona, Alcalde y demás, dan vida al proyecto… y permiten recuperar la dignidad a una zona de Guadalajara que, ciertamente, vivió tiempos mejores.
 

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