- "Si fuera fácil..."
Si no se hubieran vuelto cotidianas, las cifras de la criminalidad, la violencia y, sobre todo, de la impunidad en nuestro medio, serían escalofriantes. La incompetencia de los organismos teóricamente encargados de la persecución del delito y la administración de la justicia, primero para contener y luego para revertir la incidencia delictiva, es evidente y, por tanto, indemostrable.
-II-
Hace unas semanas fueron las fosas clandestinas descubiertas en “El Zapote”, municipio de Tlajomulco de Zúñiga, donde se encontraron los cadáveres de 25 hombres y seis mujeres; fragmentados y embolsados, lo que denota la saña con que actuaron sus asesinos. Posteriormente, apenas el sábado pasado, una de esas notas policiacas que el común de los lectores ordinariamente lee por encimita, porque hace un largo rato dejaron de ser noticia propiamente dicha, daba cuenta de un “macabro hallazgo múltiple” más: personal de la Fiscalía del Estado encontró siete cadáveres en un camino vecinal del municipio de Lagos de Moreno; el lunes, en la misma zona, se encontraron siete cuerpos más, para un total de 15.
Es factible que, como en el caso de “El Zapote”, haya información, en breve, en el sentido de que han sido identificados algunos de esos cadáveres; es probable que se incorpore “información” adicional: si algunos tenían antecedentes legales; si otros habían sido reportados por sus familiares como desaparecidos; varios, casi seguramente, se irán a la tumba (mejor dicho, a las gavetas del Servicio Médico Forense en que se confinan, muchas veces hacinados, los cadáveres que no son reclamados por sus familiares) sin que jamás se sepan, siquiera, sus nombres.
-III-
A las declaraciones consabidas, acerca de que tales macabros hallazgos dan pie a la apertura de sendas “carpetas de investigación” -¿cuántas habrá…?; ¿cuántas se habrán epilogado con el esclarecimiento de los móviles y la identificación, aprehensión, procesamiento y sentencia de los asesinos…?- se sumó, esta vez, un comentario tangencial del coordinador de Seguridad en Jalisco, Macedonio Tamez, absolutamente desolador porque sólo puede interpretarse como una confesión de incompetencia de las autoridades para combatir delitos y aplicar “todo el peso de la ley” -como dice la fórmula que condensa un buen deseo que pocas veces se concreta- a los delincuentes: “Establecer una relación de causa a efecto entre un detenido y un cadáver enterrado, es muy difícil: requiere muchas pruebas, testimonios y demás…”.
En efecto (“como El Viejo decía”): “Si las cosas a las que se comprometen los gobernantes fueran fáciles…, cualquiera las haría”.