- “Respeto”
Así como “cada quién tiene su estilo para matar pulgas”, cada quién tiene el que estima pertinente para respetar la investidura presidencial... Algunos, como el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, lo hacen tomándole la palabra de presentar las que, a su parecer, son pruebas -las que el aludido pidió públicamente- de que el crimen organizado había promovido a candidatos del partido que fue invención y sigue siendo feudo del Presidente en las recientes elecciones para gobernador y alcaldes en la entidad que aquél gobierna. Otros creen hacerlo dándole el portazo al demandante, haciéndole saber que “no lo va a recibir porque no le corresponde hacerlo”, o haciéndolo esperar por horas a las puertas de Palacio Nacional.
-II-
Por supuesto, no faltó quien recordara que el hoy Presidente, cuando era el abanderado por antonomasia de la oposición en este país, hizo célebre la no muy comedida frase con que conminó al entonces Presidente, Vicente Fox Quesada, a dejar de intervenir, presuntamente, en el proceso electoral de 2006: “¡Cállese, chachalaca!”.
Más allá de la anécdota -y de las reflexiones relacionadas con las vueltas que da la vida-, al ciudadano de a pie le parece que si un gobernador solicita audiencia con el Presidente de la República -saltándose los protocolos, ciertamente…, pero alegando que en siete ocasiones lo ha hecho de manera formal y comedida, sin éxito- para hacer de su conocimiento “asuntos de seguridad pública” y no viles chismes relacionados con la reciente contienda electoral-, y no solo se le ignora sino se le rechaza, invitándolo a poner su queja en otra dependencia del Gobierno, quien falta al respeto de la investidura presidencial no es el solicitante -aun en el supuesto de que se hubiera equivocado de ventanilla- sino el interpelado.
-II-
El ciudadano de a pie aplaude -o aprueba, al menos- que el Presidente dialogue, como hizo hace unos cuantos días, con los gobernadores electos de las 15 entidades del país -Michoacán entre ellas- para las que los ciudadanos eligieron nuevos mandatarios; aplaude o aprueba asimismo que recibiera a los gobernadores de Chihuahua (Javier Corral) y Jalisco (Enrique Alfaro) para tratar temas importantes de la agenda común…
En consecuencia, un desplante como el desdén a Silvano Aureoles, más allá de la evidente descortesía que denota, tiene que verse, salvo prueba en contrario, como una falta de respeto, más que a la persona del gobernador, a los ciudadanos del estado que representa… y, de paso, a la dichosa investidura presidencial.
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