Ideas

- “Repoblar Guadalajara”

Puntualicemos: ¿se trata de un proyecto serio, o la idea de “repoblar Guadalajara” fue sólo un arrebato de inspiración -por no decir que una mera ocurrencia- del gobernante en turno…?

-II-

“Rehabilitar la ciudad”, se denomina el programa anunciado por el presidente municipal de Guadalajara, Ismael del Toro. La intención es, primero, “impulsar vivienda económicamente accesible”; es decir, que la gente no tenga que irse a vivir a donde es fama que Tarzán perdió el cuchillo porque las rentas o los abonos le resultan prohibitivas; segundo, “adecuar las viviendas unifamiliares, para mejorar la calidad de vida de los tapatíos”, lo cual significa rediseñar arquitectónicamente, al efecto de hacerlas funcionales, nuevamente habitables, muchas construcciones -cientos, miles quizá- condenadas al abandono y a la ruina, porque una ley obsoleta, insostenible, absurda, les atribuye “valor patrimonial o histórico”…  aunque en sus actuales condiciones, inadecuadas para uso habitacional o comercial, carezcan (valga la redundancia) de valor comercial; y tercero, aprovechar mejor la infraestructura -instalaciones hidrosanitarias y vialidades, principalmente- y los espacios públicos de barrios y colonias.

-III-

El vaciamiento de Guadalajara es una realidad tangible. La mancha urbana es víctima de una realidad perniciosa. La carestía de la vivienda -en cualquier modalidad-, por una parte, y el deterioro de la calidad de la antigua “vida de barrio” impulsa a sus habitantes hacia la periferia. Congestionada, contaminada, envejecida, insegura, la ciudad expulsa a sus moradores hacia espacios más acordes a sus apetencias… o a sus posibilidades. De ahí el fenómeno de la proliferación de núcleos habitacionales cada vez más distantes, y no necesariamente más amables ni más adecuados para la convivencia familiar y social.

Rehabilitar el casco antiguo de la ciudad o repoblarla es una buena intención. Es, por lo demás, algo que muchas ciudades del primer mundo -europeas, sobre todo- han conseguido.

Sin embargo, no es cuestión de “enchílame otra”, ni algo que se consigue por decreto. La ruta crítica para lograrlo tendría que pasar por la renovación de la infraestructura, el reordenamiento de las vialidades, la rehabilitación de los espacios públicos… y, sobre todo, la generación, en lo legal, lo comercial y lo conceptual, de condiciones propicias para destruir las construcciones inservibles y sustituirlas por espacios funcionales y accesibles.

De que se puede, se puede. La cuestión es poner los medios; es decir, pasar de las ideas -que a veces se limitan a ser “ideotas”- a los proyectos... En palabras llanas, a establecer con toda claridad los cómos.

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