Ideas

- “Régimen híbrido”

Desde adentro, desde la perspectiva de sus propios habitantes, hay dos visiones sobre México; dos visiones no solo diferentes, sino contradictorias como resultado del afán enfermizo y cotidiano de quienes encarnan a la actual administración por polarizar los ánimos, por atrincherarse en la posición de que “estás conmigo o estás contra mí” y por calificar ya no solo como “adversario” sino como “traidor a la patria” a quien asume una posición crítica o disidente -aunque sea parcialmente- de la política gubernamental.

Si hay visiones antagónicas; si las encuestas otorgan un 60% de aprobación a los gobernantes e implícitamente conceden un 40% de reprobación; si los árboles, pues, impiden o dificultan ver el bosque, parecería sensato considerar las opiniones que llegan desde el exterior: quizá sean más objetivas.

-II-

Bien. Un motivo para la inevitable y cotidiana efusión de bilis en “la mañanera” de ayer fue la difusión de un reporte de la prestigiosa revista británica “The Economist”, que colocó a la democracia mexicana en el modesto lugar 87 entre 167 países estudiados -a media tabla, pues-, y calificó de “régimen híbrido” al vigente en México.

Al margen de las comparaciones (“O sea que había más democracia con Calderón y con Peña”, expresó el Presidente López Obrador), “The Economist” ha tratado de establecer claramente sus parámetros. Divide los países en cuatro categorías: democracia perfecta, democracia imperfecta, régimen híbrido y régimen autoritario. “Un régimen híbrido -puntualiza- mezcla características de democracia y autoritarismo. Esta categoría se usa para definir regímenes que no se clasifican como democracias plenas, pero tampoco como dictaduras”. Añade que la democracia liberal “reúne varias condiciones básicas: elección de gobernantes mediante sufragio universal, pluralidad de partidos, separación de poderes y defensa de los derechos y libertades civiles. Cuando un país no cumple alguna de esas características -la tercera y la cuarta, por ejemplo-, su sistema político pasa a ser mixto, con rasgos democráticos y no democráticos a la vez”. Ejemplifica con algunos Gobiernos que “tienen conflictos con pilares democráticos como la libertad de prensa o la separación de poderes (...). Se los podría considerar democracias iliberales, democracias imperfectas o regímenes híbridos”.

-III-

Puede que venga al caso la moraleja de la fabulilla de Francisco Antonio Gutiérrez y Gutiérrez sobre el jorobado que “Al espejo se miró (...), / y al verse, encolerizado, / de un bofetón lo rompió...”:

“Quien recibe como insulto / la amigable reprensión, / pone, por su presunción, / sus defectos más de bulto”.

jagelias@gmail.com
 

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